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Gorbachov se debate entre el Parlamento y el partido

, ENVIADO ESPECIAL, "Si el Congreso de los Diputados Populares no se consolida como centro de poder por encima del Politburó, la perestroika habrá terminado". Estas palabras del economista Igor Kliamkin dominaron ayer la clausura del seminario sobre la reforma política en la URSS. Las jornadas estaban organizadas por los diarios EL PAIS, La Repubblica, The Independent, Suddeutsche Zeitung y los semanarios Le Noavel Observateur y Novedades de Moscú.

Igor Kliamkin afirmó ante una nutrida concurrencia de intelectuales soviéticos y occidentales, entre los que figuraban 15 parlamentarios de la Unión Soviética, que la lucha por la perestroika se centra en estos momentos en la propia persona del dirigente Mijail Gorbachov, como presidente de la Unión Soviética a la vez que jefe del partido comunista. En su primera capacidad es un líder reformista que debe hacer realidad la división de poderes, mientras que como líder del partido aparece ligado a la burocracia inmovilista. Según Kliamkin, el actual reparto de funciones que da al Politburó la autoridad de marcar las líneas ideológicas y al Soviet Supremo la ejecutividad del poder, es absurdo porque deja al Parlamento atado de pies y manos ante el partido.En la sesión final del seminario, dedicada a examinar las relaciones entre perestroika y cultura se llegó a un consenso de que el tiempo de la reforma política se anticipa al de la forma artística, por lo que aún no puede hablarse de una creación propia de la perestroika. Como dijo el economista VIadimir Krivoshelev, los intelectuales soviéticos han vivido una doble esquizofrenia, puesto que pensaban una cosa y decían otra: "En público estábamos a favor de lo que había que estar a favor, en privado éramos contrarios. Ahora estamos preocupados porque la burocracia coincide con la opinión, como se ve en los debates del Congreso y su retransmisión por televisión que apasionan al país. Esa coincidencia contra natura nos deja perplelos".

Libertad regalada

El director de cine soviético Eldar Riazanov participaba de esa preocupación porque "la libertad que ahora tenemos nos la han regalado, no la hemos ganado en la lucha, y con la pérdida de puntos de referencia algunos apenas tanteamos un nuevo lenguaje, mientras que muchos se aferran a la inercia de las certidumbres pasadas en un ejercicio de inútil nostalgia". Todo ello se resume para el periodista Igor Vinogradov "en un abandono psicológico y espiritual ante el que unos se refugian en valores como etnia y nación.

Sabemos lo que no queremos, pero aún no está claro lo que queremos", y ante esta situación el director de cine Elem Klimov no ve otro camino que "la lucha por la salvación mutua entre el pueblo y el artista". La tragedia de un país que se busca a tientas la expresaba Riazanov al afirmar que en algo coinciden también terriblemente la burocracia y la opinión: "El burócrata no acepta el mercado porque se queda sin trabajo, y el ciudadano tampoco porque eso le obliga a trabajar".

En el turno de conclusiones, el jefe de la delegación de EL PAÍS, Juan Luis Cebrián, consejero delegado de la empresa editora de este diario, PRISA, agradeció sus intervenciones a los 45 oradores que habían tomado la palabra en los dos días de trabajos del seminario, subrayando el interés de las jornadas.El consejero delegado de PRISA situó el problema de la perestroika en su perspectiva mundial, y apuntó dos notables ausencias en las intervenciones de los Ponentes soviéticos: el tema del desarrollo de la reforma, y cualquier mención a la Europa del Este, tan vinculada al resultado de la experiencia reformadora soviética.

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