Pesadilla

Diez millones de habitantes de París y sus alrededores se preparan para vivir una semana de pesadilla, la del 10 al 17 de julio. Las festividades del bicentenario, sumadas a la reunión de la cumbre de los países industrializados, bloquearán la circulación y harán imposible el estacionamiento en todo el centro de París, haciendo que los distritos del centro permanezcan en estado de sitio, y en ellos todo desplazamiento estará estrictamente reglamentado. Durante siete días, una de las capitales más grandes del mundo va a encontrarse prácticamente paralizada, convirtiendo en una pesadilla todo tipo de actividad económica, turística e incluso personal. ¿Es aceptable castigar de esta forma a millones de personas? Sí, contestan los funcionarios franceses. Decenas de jefes de Estado se reunirán en París, y habrá que garantizar su protección. No, habían dicho los policías especialistas en esta clase de actos. Las medidas de seguridad serán demasiado difíciles de llevar a cabo con tan gran número de personalidades presentes a menos que se tomen medidas impopulares y draconianas. Mitterrand no ha tenido en cuenta sus consejos, y se decidió por mantener el programa. Él mismo ha supervisado la organización de estas festividades, que deben contribuir a reforzar su imagen. Ya totalmente bloqueada por la visita oficial de un solo invitado extranjero, se puede imaginar lo que será, durante una semana, la circulación parisiense. 2 de junio