El retrato de Mao vuelve a presidir la entrada a la Ciudad Prohibida

Las autoridades municipales de Pekín se apresuraron anoche a colocar un nuevo retrato de Mao Zedong en la puerta de entrada a la Ciudad Prohibida, en uno de los lados de la plaza de Tiananmen. El original resultó dañado a mediodía por tres hombres, habitantes de la provincia de Hunan, la misma donde nació el fallecido máximo dirigente chino.Una larga tela verde recubrió durante toda la tarde el cuadro contra el que los agresores habían lanzado tinta de varios colores. Las manchas alcanzaron la ceja izquierda, la sien derecha, el cuello y la pechera del Gran Timonel.

Los responsables de la acción fueron detenidos por los estudiantes y posteriormente entregados a la policía. Los tres hombres explicaron que habían venido, junto con otros seis más, desde Hunan para expresar su simpatía al movimiento estudiantil, y afirmaron que con el ataque quisieron manifestar su repulsa al culto de la personalidad. Los líderes universitarios criticaron el gesto y declararon que los responsables son completamente ajenos a la causa estudiantil. El atentado ha causado cierta conmoción en Pekín. La figura de Mao Zedong continúa siendo respetada, al margen de las críticas oficiales que se han hecho sobre su última etapa política y su responsabilidad en los desastres que causaron los diez años de la revolución cultural (1966-1976).

En la ciudad apenas quedan vestigios del fundador, en 1949, de la República Popular China. Sólo hay una estatua en la universidad de Pekín, el retrato que cuelga a la entrada de la Ciudad Prohibida y, por supuesto, el mausoleo que fue construido poco después de su muerte, en septiembre de 1976, y al que siguen acudiendo miles de provincianos chinos y turistas extranjeros para ver el cuerpo embalsamado del líder de la revolución. Recientemente, un diputado dijo en la Asamblea que tal vez ha llegado la hora de incinerar el cuerpo de Mao Zedong.