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CHINA HIERVE

El primer ministro Li Peng, en la cuerda floja

ENVIADO ESPECIALLa dimisión del primer ministro chino, Li Peng, se daba anoche en Pekín como inminente en círculos diplomáticos, mientras varias unidades militares abandonaban Pekín y se multiplicaban los síntomas de que el Ejército se resiste a reprimir la revuelta.

Dos despachos de la agencia oficial de noticias Nueva China sugieren que esa hipótesis de que Li Peng está en la cuerda floja es algo más que probable.

La agencia exageraba la cifra de participantes en la marcha celebrada ayer en Pekín: "Más de un millón de personas de diversos sectores", en "la mayor manifestación habida en Pekín" desde la imposición de la ley marcial, el sábado. Se aseguraba además que "el pueblo ha tomado la calle cada día desde que entró en vigor la ley marcial".

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La otra noticia recogía unas manifestaciones del primer ministro de Tailandia, Chatichai Choonhavan, en las que afirmaba que "espera invitar al secretario general del partido comunista chino, Zhao Ziyang" [aparente rival político de Li Peng y cuyo paradero sigue siendo un misterio], una vez que quede resuelta la crisis política en China.

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Miles de obreros, funcionarios, intelectuales y periodistas, entre ellos empleados de la televisión estatal, se lanzaron a la calle para solidarizarse con el movimiento estudiantil y denunciar el establecimiento de la ley marcial. "Li Peng, dimite", gritaban los manifestantes. Otros eran más contundentes "Li Peng debe morir". Fue lo que, poco más tarde, calificaría Nueva China como "la mayor manifestación" desde la imposición de la ley marcial.La posición del primer ministro se va debilitando por momentos, lo que avala los indicios de que podría dimitir en breve. Cuatro días después de la entrada en vigor de las medidas de excepción no ha logrado que la población las respete. Los medios de comunicación parecen incluso informar más sobre la crisis, y hay un mayor relajamiento hacia las restricciones impuestas a los enviados especiales. La transmisión de imágenes en directo vía satélite ha sido de nuevo autorizada tras el espectacular apagón del que se vieron víctimas, como todos, las cadenas norteamericanas CNN y CBS, y algunos periodistas que han viajado a China en los dos últimos días no han tenido problemas en la aduana. Sin embargo, fuentes norteamericanas han denunciado interferencias en varias de las frecuencias por las que emite la Voz de América, la emisora con la que desayunan muchos chinos antes de acudir al trabajo.

La Prensa local no recogió ayer con tanta insistencia los telegramas de solidaridad a las medidas de Li Peng, ni tampoco la ciudad apareció invadida de octavillas, como ocurrió el lunes, justificando la presencia del Ejército. No se sabe nada del paradero del hasta ahora secretario general del partido comunista, Zhao Ziyang. Pero tampoco se conoce dónde está el jefe del Gobierno, Li Peng. La guerra parece estar en todo su apogeo en el seno del partido entre conservadores (Li Peng) y reformistas (Zhao Ziyang), bajo la mirada cada vez más preocupada del Ejército. La crisis es tan fluida que cambia de un día para otro. Si el sábado parecía que la troika integrada por Deng Xiaoping, Li Peng y el presidente de la república, Yang Shangkun, tenía el poder bien agarrado, nadie se atrevía ayer a apostar que la victoria de estos tres sea definitiva. Ocho ministros, entre ellos el de Asuntos Exteriores, Qian Qichen, y varios jefes provinciales han mostrado su desagrado por la acción tomada por Li Peng, según ha afirmado un destacado periodista chino a un grupo de compatriotas suyos que estudian en Estados Unidos. También parece que existe una gran resistencia dentro del Comité Central del partido a la actitud frontal que ha tomado Deng Xiaoping respecto a los estudiantes.

Las radios locales dieron ayer información de manifestaciones en diversas ciudades y en Hong Kong. En el enclave británico, que pasará a manos chinas en 1997, varios miles de personas se concentraron frente a la sede de la agencia oficial de noticias china pidiendo democracia y libertad de prensa. La crisis política china ha sembrado el pánico en Hong Kong. La Bolsa ha bajado desde el comienzo de esta semana ante el incierto futuro que se abre para muchos hongkonitas, que optarán en definitiva por buscar residencia en otros países, siguiendo los pasos que han dado ya muchos (Canadá o Australia son los puntos de destino).

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