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Los ministros de Economía de la Comunidad Europea acuerdan dar un primer impulso a la unión monetaria

Los doce dieron ayer un tímido impulso al proceso de unión monetaria europea, al acordar poner en marcha la primera fase de un proceso que puede desembocar algún día en la creación de un banco central comunitario y de una moneda común. Además de este asunto, los ministros de Economía y Hacienda de la CE, el presidente Jacques Delors y dos de sus comisarios discutieron ayer en la Costa Brava, bajo la presidencia del español Carlos Solchaga, otro de los asuntos más conflictivos de la agenda de la cumbre de Madrid, la armonización de la fiscalidad indirecta y sobre el ahorro.

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"Hay un acuerdo general", afirmó Solchaga en la conferencia de Prensa con la que concluyó el encuentro, "para que las cuatro instituciones competentes (Consejo de Ministros, Comisión Europea, comité de gobernadores de bancos centrales y comité monetario) preparen la puesta en marcha de la primera fase" del informe que, bajo la dirección de Delors, ha elaborado un comité de sabios sobre la unión monetaria.También se alcanzó un compromiso, según el ministro español, "sobre la necesidad de definir los elementos operacionales de la segunda y tercera fase" de la unión monetaria con vistas a que "en su debido momento, se tome una decisión sobre la convocatoria de una conferencia intergubernamental" que negocie la modificación del Tratado de Roma y cree nuevas instituciones, como el sistema europeo de bancos centrales (SEBC).

"Es un resultado excelente", aseguró Solchaga, aparentemen te contento. Un Delors, también sonriente, compartió este punto de vista al declararse "satisfecho" porque "hay un acuerdo mí nimo para seguir trabajando enbase al informe". "No esperaba que en esta reunión informal se hiciese más de lo que ya se ha hecho".

Los gobernadores de los bancos centrales de la CE, tres expertos y un comisario acabaron de elaborar el mes pasado, bajo la dirección de Delors, un informe sobre la unión monetaria que prevé una primera etapa, que empezaría a mediados de 1990, en la que se reforzaría la coordinación de las políticas económicas y monetarias de los doce sin salirse del actual marco institucional.

Reforma del Tratado de Roma

Pero, durante ese periodo, se prepararía una modificación del Tratado de Roma, que dio lugar a la CE, para poder dar paso a las nuevas instituciones que regenten la unión monetaria y los cambios serían negociados por representantes de los Estados miembros y aprobados durante una cumbre europea. En una segunda fase, los doce pondrían en común las reservas de cambio y aparecería el banco central europeo y, ulteriormente, en. la tercera fase. surgiría la moneda común europea.

¿Cuando tendría lugar la conferencia intergubernamental en la que se discutirían las modificaciones? "Si se trabaja seriamente, en no mucho tiempo", contestó Solchaga. Varias delegaciones estimaron, segun el secretario de Estado de Economía, Pedro Pérez, "que la primera fase del proceso de unión debería concluir justo cuando empiece el mercado único", en 1993.

Este optimismo fue, sin embargo, matizado por Nigel Lawson, el ministro británico, que reiteró su tradicional postura: "No estamos dispuestos a aceptar un nuevo tratado". Cuando se le preguntó por qué había dado su acuerdo a la toma a medio plazo de una decisión sobre la convocatoria de una conferencia intergubernamental que retoque el Tratado de Roma respondió, jugando con las palabras, que "la decisión que se adopte podía consistir en no llegar a celebrarla".

Lawson se esforzó por demostrar que la aceptación por su país de la primera fase no significaba, en contra de la tésis del informe Delors, meter el dedo en un egranaje "irreversible". "Sólo estamos dispuestos a mejorar en el marco de las instituciones existentes, la cooperación económica y monetaria", añadió antes de asegurar que el Reino Unido no estaba aislado "porque los daneses tienen también serias reservas de cara a un nuevo tratado".

"El Reino Unido sigue objetando el horizonte final", reconoció Solchaga pero se consoló subrayando que "sin embargo, ha aceptado que se pongan en marcha las medidas para pasar a la primera fáse". Delors precisó, no obstante, "que si en esta fase no se llega a un compromiso para redactar un nuevo tratado para mí esto equivaldrá a un fracaso".

Incorporación al SME

El consenso que emergió en el encuentro de ayer y "los avances que hagamos en el camino emprendido facilitan", según el ministro español, "la toma de una decisión sobre la incorporación de la peseta al Sistema Monetario Europeo". Pero Solchaga recordó que el ingreso de las cuatro monedas (peseta, libra, dragnia y escudo) que aún no participan en él "no es obligatorio, ni mucho menos, antes del 1 de julio de 1990", la fecha en que empezaría -la primera etapa de la unión monetaria. "Siempre he defendido este punto de vista de mis amigos españoles", añadió Delors.

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