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El aluvión de demanda desvanece las expectativas creadas

Las expectativas despertadas por Repsol con su campaña de publicidad -en la que ha invertido un total de 2.875 millones de pesetas- se han desvanecido de repente ante el aluvión de demanda. El pequeño ahorrador, base de la apelación al ahorro privado que supone la salida a bolsa de esta gran empresa petrolera, se ha quedado con las ganas.

La esencia del capitalismo popular que sirvió de argumento para la salida a bolsa de la empresa pública se ha visto supeditada a los compromisos de Repsol con las grandes instituciones inversoras, de las que, en definitiva, depende el éxito final de la operación. Ante esta tesis, Repsol asegura que dentro del tramo minorista, un 70% de las peticiones han sido inferiores al medio millón de pesetas y un 91% está por debajo del millón de pesetas.

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Insatisfacción

No obstante y pese a los argumentos de la compañía, en medios financieros se aseguraba ayer que el problema de fondo suscitado es que el planteamiento del prorrateo ha dejado insatisfechos a cientos de pequeños inversores, que en muchos casos deshicieron posiciones accionariales tomadas con anterioridad, con el fin de obtener la liquidez suficiente para destinar su ahorro a la compra de títulos de Repsol.Ahora, tras el comienzo de la cotización en bolsa, el dinero aflora en avalancha, lo que puede entenderse como un efecto positivo desde el punto de vista de la cotización inicial que vaya a registrar la compañía.

Por el momento, las previsiones de los observadores bursátiles indican que en las próximas sesiones continuará la fuerte demanda de acciones. También se considera que las órdenes de venta en los primeros días no alcanzarán un volumen elevado, ya que una buena parte del capital que sale a bolsa está colocado entre inversores institucionales, por lo que se espera que su inversión tenga objetivos a medio y largo plazo.

Sin embargo, el factor tiempo puede jugar en contra de Repsol. Los analistas no descartan que en el futuro exista el riesgo de un fuerte predominio de venta, con lo que las cañas se transformarían en lanzas, sembrando de papel la evolución de la sociedad en los mercados de valores. A la postre, Repsol puede tardar en conseguir la estabilidad en elparqué, un objetivo esencial en la operación y que ahora se antoja bastante improbable a corto plazo.

La salida a bolsa de Repsol constituía un fin perseguido desde hace tiempo, que supone la culminación del proceso emprendido con la compra de las empresas que hoy configuran el grupo y que antes estaban integradas en el Instituto Nacional de Hidrocarburos (INH).

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