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La superficie agraria asegurada creció un 43% durante los cuatro primeros meses de 1989

Durante los primeros cuatro meses de este año, la superficie agraria asegurada dentro del Plan de Seguros Agrarios aumentó un 43% respecto al mismo período en 1988, según los datos provisionales aportados por la Agrupación de Entidades Aseguradoras (Agroseguro). El aumento respecto al año anterior ha sido de unas 500.000 hectáreas, de las que la mayor parte corresponde a zonas cerealistas.

Según los técnicos de las principales compañías aseguradoras, este aumento en la suscripción de las pólizas sé debe fundamentalmente a las condiciones climatológicas de los últimos meses y al interés de los agricultores para no quedarse al descubierto en un año de elevado riesgo.Las condiciones climatológicas, y más concretamente la falta de lluvia, han sido decisivas para el aumento de las superficies de cereal donde los agricultores se han inclinado por el seguro integral a la hora de contratar.

Frente a las 41.384 pólizasque se suscribieron en 1988, en el período transcurrido de este año se ha llegado a 58.500 pólizas, mientras las superficies aseguradas han pasado de 1.147.000 a 1.600.000 hectáreas.

En la producción de melocotón, la superficie asegurada ha pasado de 5.977 a casi 12.000 hectáreas.

Junto a este aumento de las superficies aseguradas, en el primer cuatrimestre de este año se ha registrado igualmente un descenso en el número de los siniestros.

Frente a los 12.500 declarados en 1988, este año se hanpresentado solamente 8.900, lo que supone un descenso aproximado del 30%.

Las compañías aseguradoras han luchado en los últimos años para lograr aumentar las superficies aseguradas, tratando de diversificar tanto las producciones como las zonas de cultivo con el fin de evitar en lo posible los números rojos del pasado.

Aunque durante la última campaña se han reducido y hasta eliminado las pérdidas en algunas líneas tradicionalmente peligrosas, este año se teme que el fuerte aumento de las pólizas en el integral de cereales, en caso de que no mejoren las condiciones climatológicas, pueda arrojar unos resultados catastróficos.

Por ser un seguro experimental, la casi totalidad de las pérdidas correrían a cargo del consorcio y no de las compañías.

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