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La actriz María Casares recibe en París el Premio Molière de teatro

El galardón le fue concedido por su interpretación en la obra 'Hécuba'

La actriz María-Casares ha sido galardonada con el Premio Molière a la mejor intérprete femenina del teatro francés por su labor en la obra Hécuba. María Casares, que en la actualidad cuenta 66 años, recibió anoche el premio en la tercera edición de la gran gala de la escena francesa. El jurado de la noche de los Molière estuvo en esta ocasión presidido por la actriz Jeanne Moreau. Otros Moliére fueron para el actor Gérard Desarthe y el espectáculo musical Cats. Al dramaturgo Eugene lonesco le fue concedido un Molière de honor.

Una actriz española y un autor rumano han recibido los premios más altos -los Molière- del idioma escénico francés. Hay algunas posibilidades de interpretar este hecho, y una de ellas es la capacidad de París de recibir, aceptar y asimilar los grandes talentos -aunque ¡ay de los que no los fienen!: se quedan en el lumpen, en el abismo del racismo, que sólo es para pobres-Pero más que el elogio a la admirable ciudad esponja que tiene la capacidad de crear una cultura universal, y que aún resiste- como puede los embates de otras que llegan acompañadas del dinero y del poder, hay que ensalzar a estos personajes que saltan la carrera de obstáculos que la vida les impone y llegan al primer puesto. María Casares llegó a París cuando aún no había cumplido los 14 años, ahuyentada por el huracán español que amenazaba'a su padre -el ministro de Gobenlación de la República Española Santiago Casares Quiroga-, sin más idioma que un castellano teñido de un acento gallego que aún le queda; sola, luchó frente a la lengua desconocida, llegó a ser una de sus cumbres y de una manera singular no renunció a su nacionalidad española que los españoles le querían arrebatar (se dice que en La Coruña se arrancó del registro civil la partida de nacimiento de su padre), y por mantenerla no aceptó la categoría de sociétaire de la Comedia Francesa, que requería estatutariamente la nacionalidad de aquel país.

Temperamento

Algunos de sus compañeros, de sus amigos más próximos -el que más lo fue era Albert Camus: su relación sólo la interrumpió la muerte- han dicho siempre que en los nervios de María Casares,- en el temperamento que se revela en el acto codicioso e interminable de fumar cigarrillos en cadena -los ásperos y negros Gauloiseshabía y hay mucho de lo que se supone que es lo español. Pero interpretaciones suyas, como la de Lady Macbeth -por recordar una-, tienen por encima de todo un carácter universal.No tuvo la misma calidad, en cambio, cuando intentó hacer teatro en español. La trajo aquí José Luis Alonso, apenas la democracia sin cuajar del todo, pero cuando ya algunos nombres eran posibles, para representar El adefesio, de otro gran español de fuera como es Rafael Alberti, que aún vivía en Roma. Aunque las aclamaciones fueron grandes, se referían más a su personalidad insigne y al recuerdo de su infancia, sumado al de Alberti, que a su interpretación, que desconcertó -sobre todo porque no acababa de cuajar con la escuela de quienes eran sus compañeros de escena. Pocas veces más ha intentado hacer el teatro en castellano. Su francés hablado tiene la riqueza de quien ha peleado por él, de quien le ha añadido un temperamento Regado de fuera de la lengua.

Como lo tiene el francés escrito de lonesco, que ha sabido inventarlo sin mancharlo ni romperlo, hacer girar sus palabras y sus modismos hasta sacar de él unos nuevos valores.

Al honrar ese idioma en el que han trabajado María Casares y Eugenio Ionesco se honran también las raíces profundas de unos pensamientos que supieron salir adelante por encima de todas las barreras y para no quedar reducidos al silencio: el francés, como idioma de una libertad.

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