Gonzalo Sanchez de Lozada
Gonzalo Sánchez de Lozada, Goñi, el candidato gubernamental, habla mejor inglés que español. Nació en Bolivia y emigró a EE UU antes de cumplir un año. Regresó a los 21 a Bolivia para trabajar en cinematografia y luego se asoció a una prospección petrolera. Hoy, aún habla en gringo y se ha convertido en uno de los más poderosos industriales de la minería, con inversiones en Argentina, Perú, Brasil y Panamá.Tras unirse al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR), fue elegido diputado en 1979, luego senador y más tarde presidente de la Cámara alta.Desde el Ministerio de Planificación, dirigió el plan de estabilización. Mejoró la economía con recetas neoliberales.
En las primarias del MNR venció a Guillermo Bedregal y se convirtió en el delfin de Paz Estenssoro. Cambió los elegantes trajes por una camiseta corríente, sin corbata, y se lanzó a conquistar el voto popular, prometiendo lo que había negado con su plan de estabilización: empleo, asistencia social, vivienda y mejores salarlos. Está casado y tiene dos hijos
Hugo Bánzer
Cuando Bánzer se hizo con el poder en 1971, pocos suponían que se lo quedaría casi siete años. Alumno de las escuelas militares de EE UU, se deshizo de miles de opositores -a los que mandó al exilio, a la cárcel o a la fósa- y supo desembarazarse de los que habían aupado. Tras derrocar al general izquierdista Juan José Torres, expulsó a Buenos Aires a su mentor Víctor Paz Estenssoro, y arregló la muerte de su hombre de confianza en el Ejército, general Andrés Selich.Derribado por su ministro del Interior, el general Juan Pereda, en 1978, se retiró, se dio cuenta de que la época de los cuartelazos tocaba a su fin y se convirtió a la democracia.
Sus dos campañas electorales, la de 1985 y la actual, han sido diseñadas por expertos extranjeros, en este caso, españoles, rompiendo una tradición boliviana de métodos políticos artesanales y precarios. Ha mantenido el tipo cada vez que se le recuerdan sus crímenes pasados. Se declara un caballo de carrera preparado para triunfar y pide a los bolivianos que apuesten a ganador.
Paz Zamora
Iba un día Jaime Paz Zamora a bordo de un pequeño avión cuando el aparato comenzó a fallar. Se puso una almohada en la barriga y se dispuso a saltar cuando el avión se estrellara. Fue el único superviviente. De eso hace nueve años. Ahora tiene 50 y conserva como secuelas el rostro y las manos quemadas.Separado de su amigo y camarada Hernán Siles Suazo poco después de que éste alcanzara la presidencia, en 1982, Paz quiso transformar el Movimiento de Izquierda Revolucionaria en una socialdemocracia con vocación de mayoría.
Confió en un triunfo en las elecciones de 1985, pero quedó tercero. Apoyó en el Parlamento una presidencia del MNR, pese a que sus intereses estratégicos le inducían a respaldar a Bánzer para hundir al MNR.
Hoy, con su gorrito de béisbol azul y rojo y su voz gastada, recorre otra vez el país en helicóptero, avión o automóvil. Sobrino y rival del actual presidente, proviene de una familia adinerada y estudió en Lovaina (Bélgica). Sus enemigos le echan en cara el apoyo de la socialdemocracia europea y se mofan de sus antiguas ansias de convertirse en el Alan García boliviano.Él se agazapa y sigue adelante, convencido de que su opción es la gran esperanza de finales del siglo.
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