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José María, teme el futuro

El profesor al que ETA amputó las manos tomó el paquete bomba 'equivocado' porque esperaba un libro

Asomarse a la habitación 216 del Hospital Provincial de Guipúzcoa es comprobar la dolorosa realidad que subyace bajo las crónicas de los hechos violentos y darse de bruces con lo irreparable, con la congoja, con el absurdo y con la miseria de los individuos que manipulan los destinos ajenos. Y eso que José María Rubio, un caso más en la lista de cientos o, quizá, miles de heridos que ETA tiene en su haber, se levanta ya de la cama y ha empezado a recobrar un cierto ánimo. El joven profesor de Irún, víctima circunstancial del paquete-bomba con el que los terroristas proclamaron el final de su tregua, teme ahora al futuro y al día en el que tenga que abandonar la habitación del hospital para tratar de recomponer su vida.Junto a su cama, arropado por su novia Lourdes, sus padres y su hermana, José María dice que lo ha pasado muy mal, que el día en que se despertó en la UVI del hospital quiso creer desesperadamente que todo había sido una pesadilla horrorosa y que, cuando tuvo que rendirse ante la realidad, trató de consolarse con el mismo pensamiento que otros se han hecho en su mismo estado: "si al menos, yo fuera el último...".

José María explica que cogió el paquete-bomba destinado al policía nacional vecino de su misma casa porque creyó que contenía el libro que esperaba desde hacía unos días. [El paquete no fue dejado en los buzones porque no cabía en ellos, sino en un cajetín contiguo dispuesto al efecto]. "Estaba cansado y tenía prisa, había dado mis clases en Irún y acababa de volver de San Sebastián, no llegué a fijarme en el nombre, sólo sé que al empezar a abrir el paquete y producirse la explosión vi a la muerte dentro de mí, y ésa es una experiencia que no podré olvidar".

Dice que se sorprende ahora de estar con vida: "Sé que podía haber sido mucho peor". Y añade que ha logrado sobreponerse gracias a su novia y a sus familiares. "Soy una persona que nunca me he metido con nadie, ni con nada, siempre he procurado pasar inadvertido, Vivir y dejar vivir, y no me interesa la política más allá de la búsqueda de la igualdad y la justicia". Profesor de Diseño y estudiante de Ingenieros, José María Rubio comenta con desaliento que tenía muchos proyectos y que no comprende cómo hay gente que se arroga el derecho de decidir sobre la vida de los demás. "Me gustaría decirles que lo que hacen no tiene sentido, que es absurdo que maten cuando pueden defender sus ideas. Cuando me explotó la bomba", añade, "estaban hablando de paz, y yo me decía: !ojalá reflexionen y se termine esto de una vez!, pero luego han seguido y yo no he sido la última víctima".

Explica que ha agradecido mucho la solidaridad de sus alumnos y compañeros, "porque ya va siendo hora de que la gente se mueva". "No tengo prisa", admite, "en volver a casa, sé que no puedo valerme por mí mismo, y aquí en el hospital tengo todos los cuidados que necesito y además estoy pendiente de los injertos y operaciones". Así y todo, José María Rubio, aceptó el ofrecimiento de pasar un mes en Canarías que le hicieron el pasado viernes representantes del Cabildo y del Ayuntamiento de Tenerife que se encuentran ocasionalmente en Euskadi. "Lo que me preocupa", insiste, "es saber si podré valerme por mí mismo".

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