Eléctricas europeas estudian tomar posiciones accionariales en empresas españolas del sector
Las principales compañías eléctricas europeas han encargado estudios a diferentes empresas especializadas, a fin de que evalúen la conveniencia de tomar participaciones en sus homólogas españolas, frente a la nueva situación que se planteará con la puesta en marcha del mercado único de la energía. Tras los citados estudios preliminares, una compañía europea -presumiblemente francesa- ha dado instrucciones a Salomon Brothers para que intermedie en la compra de un paquete de acciones de Electra de Viesgo, sociedad mayoritariamente controlada por el Banco Santander, que posee el 74,9% de su capital social.
Tras el proceso desatadado en sectores como el de la banca, la construcción o el inmobiliario, como consecuencia de la irrupción de fuertes sumas de capital procedente del extranjero, animado por las posibilidades empresariales que presenta España y por la nueva situación que se planteará con la puesta en marcha del mercado único europeo, el sector eléctrico empieza a configurarse como el próximo protagonista de los acontecimientos económicos inmediatos, según coincide la mayoría de los analistas.La ruptura de los equilibrios tradicionales en el seno de importantes empresas- españolas amenaza también con trasladarse al ámbito de las compañías eléctricas, alentada por algunos movimientos accionariales que, con casi toda seguridad, se producirán en los próximos meses.
La banca nacional, inseparable compañera de viaje de las eléctricas españolas, está rediseñando desde hace algún tiempo su estrategia con relación a las participaciones accionariales que posee en las empresas del sector. La fusión del Bilbao y el Vizcaya, aunque de forma involuntaria, ha venido a romper la histórica correlación de fuerzas que existía en algunas compañías, lo que, sin duda, terminará provocando la contestación de otras entidades bancarias que parecen no estar dispuestas a perder el protagonismo que desde siempre han tenido.
La constatación de que algunas empresas extranjeras, especialmente europeas, tienen ya puestos sus ojos en el sector eléctrico español puede acelerar, además, lo que se considera como un fenómeno inevitable de ajuste interno, que podría desembocar incluso en la puesta en marcha de procesos de concentración.
En algunos medios se habla ya de que en pocos meses podría desempolvarse el viejo proyecto de unir en una sola a las tres compañías que operan en Cataluña: Fuerzas Eléctricas de Cataluña (FECSA), Hidrola y Enher; vuelve a especularse con el noviazgo de Iberduero y Unión-Fenosa, y empiezan a desatarse las quinielas sobre quién puede comprar una parte a quién.
En tanto, el Banco Santander ha recibido la visita de los hombres de Salomon Brothers, a los que una compañía eléctrica europea les ha dado un mandato para que negocien con el citado banco la compra de una participación de Electra de Viesgo, en la que la entidad cántabra controla el 74,9% del capital social.
Viesgo, junto con Hidrocantábrico -propiedad del Banco Herrero y de la familia Masaveu-, es una de las pocas empresas eléctricas españolas en las que resulta más sencillo un acceso pactado a la propiedad, debido a su concentrada estructura, accionarial. Circunstancia que explica los frecuentes rumores sobre ventas de su capital.
La puesta en marcha del mercado único europeo va a tener consecuencias para el sector eléctrico de los países que integran la Comunidad Europea (CE), ya que si prospera el planteamiento con el que se trabaja, los consumidores de electricidad de un país determinado podrán contratar con una empresa eléctrica de otro, sí lo consideran económicamente más ventajoso para sus intereses.
Sin embargo, la principal dificultad que se opone a la creación de un mercado único para la energía eléctrica a nivel comunitario es la que se deriva de las enormes diferencias existentes entre las políticas energéticas que se aplican en los distintos países miembros de la CE. La razón estriba en que los costes de la energía eléctrica dependen en cada país de las medidas de política energética que en él se aplican.
En consecuencia, los precios eléctricos, que no son decididos por las empresas suministradoras, sino por los respectivos Gobiernos en función de la evolución de los costes, no se verían positivamente afectados por un régimen de libre circulación en las circunstancias actuales, ya que dichos costes seguirán estando en función, en última instancia, de las muy diferentes medidas de política energética vigentes en cada nación comunitaria.
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