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La exposición de arte italiano "Presencias" nueva cita internacional en Venecia

El Palazzo Grassi une, a través de 48 artistas, la metafísica y el futurismo

Juan Arias

Giovanni Spadolini, presidente del Senado italiano, inaugurará oficialmente hoy la exposición Presencias 1900-1945. Arte italiano, el nuevo acontecimiento artístico al que el Palazzo Grassi, de Venecia, la joya cultural del imperio Fiat-Agnelli, brinda una feliz cita anual. Desde mañana, y hasta el 5 de noviembre, iniciará la peregrinación internacional de visitantes al nuevo santuario moderno de las artes a orillas del Gran Canal. Entre polémicas y exaltaciones, Palazzo, Grassi, tras las citas pasadas con el futurismo, Tinguely, Archimboldo y los fenicios, lanza ahora un nuevo desafío con una exposición monstruo de 283 obras de 48 artistas, todos italianos, que crearon durante este siglo.

Un desafío que no es una sorpresa, porque Palazzo Grassi se propuso, desde su nacimiento como centro cultural de la familia Agnelli, provocar a la opinión pública italiana e internacional con citas difíciles y discutibles, aunque todas enhebradas por una lógica férrea: reparar los errores de la historia, redescubrir valores que quedaban injustamente en la sombra. Y todo encaminado a hacer luces sobre el complejo pasaje de la cultura de la aldea a la modernidad de la ciudad, de la estaticidad al movimiento, de la azada a la máquina industrial, de la metafísica al futurismo, es decir, de la interioridad psicológica a la explosión callejera de lo posmoderno.

Doble desafío

Este año la exposición veneciana se presenta también cargada de incógnitas. Supone un doble desafío. Porque sigue a la y discutida muestra de los pinto res italianos de este siglo que acaba de clausurarse en la Royal Academy de Londres y por que, paradójicamente, Palazzo Grassi, con la colaboración de su mítico director artístico, el sueco Pontus Hulten, y sus activos colaboradores Germano Celant, director artístico a su vez del Guggenheim, de Nueva York, y los inseparables Ida Giannelli y Gae Aulenti, se han atrevido a hacer una exposición no histórica sino más bien conceptual, del período 1900-1945, el más discutido y complejo porque sobre él se cierne el prejuicio de una época negra de guerras y fascismo con sus inevitables sospechas de colaboracionismo de unos artistas a los que Palazzo Grassi intenta ahora rendirles justicia.Conversando con los enviados llegados masivamente a Venecia de toda Europa para tener el privilegio de poder disfrutar de la exposición 48 horas antes de la apertura, Hulten, Celant y Giannelli puntualizaron algunas cosas fundamenta les. En primer lugar quisieron explicar la sorpresa con la que se encuentra de bruces el visitante nada más empezar: la amada obra de Giuseppe Pellizza de Volpedo, La marcha de los campesinos, interiorizada por cada uno de nosotros como símbolo de la lucha para liberarse de la esclavitud.

La gente se queda como petrificada. Se advierte en el aire un susurro de emoción. "Esta obra abre la exposición porque es bellísima", dice Hulten. Y Celant puntualiza: "Es un cuadro simbólico que abre y cierra un siglo. Son los campesinos en marcha hacia la industria como liberación de la esclavitud de la tierra. Mientras que la exposición se cierra no con un pintor sino con las imágenes de la película inmortal Roma, ciudad abierta, de Rossellini, que es la marcha de los niños hacia la modernidad de la ciudad".

Presencias intenta sobre todo hacer justicia, ha añadido Celant, al arte de los pintores que la cultura de los vencedores había removido por los prejuicios del período fascista y porque es evidente que una cultura totalitaria acaba influenciando inevitablemente a quien la sufre.

Hulten añadió que, sin embargo, el arte del período fascista tuvo una característica especial, ya que, según el director de Palazzo Grassi, mientras en Alemania, por ejemplo, durante el nazismo, los artistas se bloquearon en su creación o emigraron, los italianos, al contrario, "no dejaron nunca de crear". Algunos lo hicieron en contraste abierto con el régimen, otros colaborando por un lado y boicoteándolo por otro. Pero todos, en efecto, siguieron en la brecha.

Aun al más profano, la exposición ofrece enseguida un aspecto muy claro en su presentación. Si Venecia es la ciudad que aún hoy, cada año, la fiesta de la Ascensión, celebra el rito antiguo y popular de su "matrimonio con el mar" arrojando a las aguas de la laguna ayer un anillo de oro y hoy una corona de flores, en Palazzo Grassi se ha creado a nivel artístico visible el primer matrimonio entre "metafísica y futurismo".

[El cuadro Perspectiva con juguetes, pintado en 1915 por De Chirico, es falso según Maurizio Calvesi, crítico de arte y miembro del comité científico de esta exposición, encargada de garantizar la autenticidad de las obras. El crítico, que basa su denuncia en que las medidas del cuadro (55 por 46 centímetros) difieren de las que tenía en una fotografía de 1929, afirmó ayer que desconocía que éste integrase la exposición y anunció su dimisión del comité.

Sin embargo, otro de los integrantes del comité, Maurizio Fagiolo dell'Arco consideró esta denuncia "un mero capricho" de Calvesi, puesto que "el cuadro es indiscutiblemente auténtico". Fagiolo, que fue asesor de De Chirico en la época en la que el pintor italiano trató de combatir las falsificaciones de su obra, subrayó que en el reverso del cuadro figura una etiqueta de 1915 del galerista parisino Paul Guillaume, marchante del pintor. Pontus Hulten, director artístico del Palazzo Grassi, manifestó que la documentación facilitada a todos los miembros del comité científico contenía detallada información de las obras expuestas, informa EFE].

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