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Las divergencias sobre misiles tácticos amenazan con enturbiar la próxima 'cumbre' atlántica

Las divergencias entre los aliados sobre la suerte de los únicos misiles nucleares basados en tierra que aún posee la OTAN han resurgido con fuerza tan sólo unos días después de que los ministros de Defensa de la Alianza elaborasen en la capital belga un ambiguo compromiso para tratar de superarlas. Si estas discrepancias sobre cohetes tácticos, que el secretario general de la OTAN, Manfred Woerner, calificó de "serias", no son resueltas, la tensión entre Alemania Occidental, por un lado, y EE UU y el Reino Unido, por otro, puede enturbiar la cumbre de la Alianza convocada en Bruselas para el 29 y el 30 de mayo.

El entonces titular de Defensa de la RFA, Rupert SchoIz, logró, la semana pasada en la capital belga, con el respaldo de otras delegaciones, como la belga, que la modernización de estos misiles, con un alcance inferior a 500 kilómetros, fuese aplazada hasta principios de la próxima década y, en cualquier caso, hasta después de las elecciones legislativas que se celebrarán en la RFA a finales del año próximo.A la diplomacia alemana occidental no le bastó con este éxito y el nuevo ministro de Defensa y el de Asuntos Exteriores, Gerhard Stoltenberg y Han Dietrich Genscher, respectivamente, viajaron a Washington para pedir que se acepte la propuesta del Pacto de Varsovia de iniciar conversaciones sobre la reducción de misiles de corto alcance. Ambos aseguraron que no desean su total desmantelamiento.

Las previsiones pesimistas para la coalición gubernamental de los sondeos electorales incitaron al dúo ministerial a insistir en Bonn en que no hay que desperdiciar una oportunidad histórica de eliminar a través de la negociación la aplastante ventaja de la URSS en armas nucleares de corto alcance.

Contribución a la OTAN

"Se estima que los soviéticos tienen entre 10 y 14 veces más misiles cortos" que la OTAN, afirmó Genscher, y estas armas -estacionadas principalmente en las dos Alemanias-, en caso de guerra, serían utilizadas casi exclusivamente en su territorio. "Es, por tanto, en interés de la seguridad de Occidente", concluyó, mientras Stoltenberg sostenía que su país "proporciona la mayor contribución a la OTAN" y su opinión tiene, por tanto, "mucho peso".EE UU, sin embargo, confirmó su negativa ya expresada en Bruselas por el secretario de Defensa, Dick Cheney, a adentrarse por la senda que conduce a la desnucleariz ación de Europa. "Si empezamos estas negociaciones hay un pc!igro real de llegar a esa situación" en la que, según Cheney, el enorme desequilibrio a favor del Pacto de Varsovia en materia de armamento convencional sería aún más grave porque la OTAN carecería de esa respuesta flexible nuclear.

El Gabinete conservador británico está preocupado no sólo por la transformación de la RFA en el eslabón débil de la Alianza, sino por las consecuencias que este fenomeno pueda tener en Estados Unidos, donde amplios sectores del Congreso son partidarios de disminuir su participacion en la defensa de Europa. El Pentágono va a retirar 4.000 hombres de la RFA, sobre un total de 205.000.

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Aliada privilegiada de la RFA en la CE pero, no obstante, firme defensora del mantenimiento de su esfuerzo militar occidental, Francia y otras potencias aliadas barajan la idea de proponer un compromiso para la cumbre de la OTAN. Se trataría de aceptar la propuesta de Moscú de negociar la reducción de los misiles de corto alcance si la URSS disminuye drástica y unilateralmente los suyos para acercar su número al de la Alianza.

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