Sin quitarse el sombrero
A sus 42 años, Elton John celebra sus bodas de plata como músico con una gira -mundial que ha incluido varias ciudades españolas. En Madrid, más de 10.000 personas pagaron 3.000 pesetas para escuchar algunas de las canciones más representativas del pop de dos décadas, compuestas por el que, en su momento, fue considerado como el sucesor de los Beatles en la escena de la música popular.Había expectación por escuchar a Elton John en su cuarta visita a España. Nik Kershaw ofició de telonero de lujo con una actuación sobria, medida y de una dureza que el cantante y guitarrista británico no plasma en sus discos. Cuando apareció el rechoncho Elton John, tocado de su inseparable sombrero, oculto tras unas gafas oscuras y vestido con un imposible traje amarillo, comenzó un espectáculo representativo del pop que actualmente ofrecen los músicos veteranos, y que se puede resumir en una palabra: perfección. Un escenario impecablemente diseñado, mezcla de bambalinas a lo Broadway y últimos adelantos en iluminación; sonido correcto y profesionalidad asegurada.
Elton John
Elton John (voz, teclados), Davey Johristone (guitarras, coros), Fred Mandel (teclados, guitarra), Guy Babylon (teclados), Romeo J. Williams (bajo), Johnatan Phillip (batería), Marlena Jeter (coros), Mortenette Jenkins (coros). Palacio de Deportes de la Comunidad. Madrid, 23 de abril.
Sin grandes alardes de espectacularidad, sobrio y clavado ante su teclado, Elton John comenzó su actuación con canciones arregladas sinfónicamente, recordando su penúltimo disco grabado junto a la Orquesta Sinfónica de Melbourne. La voz del británico demostró que ha superado los problemas de garganta que pusieron en peligro su carrera en 1987, aunque se apreció que en sus característicos agudos la tesitura no es tan amplia como hace algunos años. Como pianista, Elton John mantiene un nivel muy elevado, capaz de incorporar formas clásicas y adentrarse en vertiginosas derivaciones del ragtime. Las dos únicas y extensas improvisaciones que realizó durante el concierto significaron los momentos más interesantes y personales, junto a su seguridad como cantante.
Componente negro
Al frente de su septeto acompañante, Davey Johnstone mostró que guitarristas de su veteranía y seguridad también pueden perder los papeles en improvisaciones tan claras como la de A word in spanish, mientras el componente negro de sus músicos (batería, bajo y coros) potenció el fervor de Elton John por el gospel, estilo presente durante todo el concierto y una de sus fuentes de inspiración. Con un repertorio que alternó algunos de sus éxitos más conocidos con canciones pertenecientes a su último disco, Reg strikes back, Elton John inició los acordes de Daniel, en versión lenta y austera, al filo de la medianoche. Tras una larga improvisación al teclado, llegó la primera despedida, para regresar poco después con una visible señal de carmín en su mejilla. Rocket man, otro de sus éxitos, fue el preludio de un adiós definitivo, que se produjo cuando habían transcurrido más de dos horas de un concierto sin sorpresas.Elton John demostró, una vez más, que la razón de su permanencia está en sus canciones, capaces de interesar a públicos diversos, desde la Unión Soviética a Estados Unidos. El clasicismo de sus composiciones las hace intemporales y éste es su gran logro, que le permite triunfar ante cualquier audiencia ofreciendo sólo lo imprescindible. Sin quitarse el sombrero.
Babelia
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