Violación intelectual

El artículo 14.4 del Código Civil, sobre adquisición de la vecindad civil, determina que "la mujer casada seguirá la condición del marido, y los hijos no emancipados, la de su padre, y en defecto de éste, la de su madre". En las notas a pie de página se nos remite a los artículos 14 y 31.1 de la Constitución y al 66 del mismo Código, según el cual "el marido y la mujer son iguales en deberes y derechos".Pues; bien, un joven profesor de Derecho Civil, obviando estas últimas consideraciones, encontró el mejor pretexto para decirnos que la actual Constitución es un detritus jurídico, y su artículo 14, papel mojado, ya que frecuentemente es infringido por la legislación civil en lo que respecta a la no discriminación por razón de sexo, ejemplificando sus afirmaciones con razonamientos como "las mujeres abortan sin pedir permiso a sus maridos" o bien "las mujeres no cumplen el servicio militar". El profesor hizo caso omiso a mis réplicas, y mis compañeros, ante mi indignación, comentaban: "No merece la pena, no se consigue nada..., quizá un suspenso".

A ello hay que añadir conceptos como los vertidos por un profesor de Derecho Político respecto a la ilegalidad de la Constitución y la justificación de los hornos crematorios nazis por razones de higiene.

Los futuros jueces, hoy estudiantes de Derecho en la Complutense, ¿podrán dictar sentencias muy diferentes a las tan criticadas recientemente sobre delitos contra la libertad sexual?

Ciertamente, con la inhibición de los poderes públicos respecto de la Universidad y la pasividad de los estudiantes no nos estamos poniendo en disposición de, sino que estamos siendo violados intelectual y culturalmente.

A ver si es verdad, señor Solana, que se consigue en 1992, no sólo el mercado único, sino también la homologación de los planes de estudios con el resto de Europa. Págueles usted mejor a los profesores y sométanse éstos a la evaluación de las partes implicadas: Universidad y estudiantes. De otro modo cabría pensar que se está propiciando la universidad privada, los masters privados y los títulos académicos de primera y segunda categoría, estos últimos expedidos por las universidades públicas.

¿Sabía usted, señor Solana, que el número de alumnos matriculados por asignatura es superior a la capacidad de las aulas y que para ello se cuenta con la inasistencia de los alumnos a clase?-