Votar con la mirada allende la frontera

El 18 de junio de este año se dará un nuevo paso en el desarrollo de la democracia en Europa. Por primera vez, doce países convocarán elecciones para las mismas fechas, y entre la tarde del 18 de junio y la mañana del 19, se conocerán los resultados electorales. La Comunidad Europea tendrá un nuevo Parlamento formado por 518 miembros. Y será un Parlamento que, gracias al Acta Única Europea, estará capacitado para ejercer una influencia creciente en los asuntos de la CE, tanto en lo que se refiere a un mayor desarrollo del mercado único, como a la unión monetaria, la política de medio ambiente o el espacio social europeo. En todas estas áreas, el Parlamento tendrá una gran influencia, quizá determinante.Aun así, cabe preguntarse si la campaña política de estas elecciones se desarrollará en un ámbito europeo o a nivel nacional. En mi país, es muy probable que la campaña sea vista como una valoración de la gestión de gobierno de Margaret Thatcher en los últimos años. La pugna electoral se planteará en temas como el National Health Service (equivalente a la Seguridad Social española) o la política gubernamental de privatización de empresas y servicios públicos, como la electricidad o el agua. Sólo en Escocia será Europa el tema central de la campaña. Y esto porque existe un mayor interés por la CE en Escocia, si lo comparamos con el resto del Reino Unido. La razón reside simplemente en que el Partido Nacionalista Escocés ha visto la oportunidad de impulsar su separación del Reino Unido adoptando el eslógan "Independencia dentro de Europa". Es probable, pues, que la campaña en Escocia dependa de la medida en que la gente la vea como otra pieza de la estrategia nacionalista o como el reflejo de un deseo político real del electorado.

La importancia de Europa

Tengo constancia, a través de mis buenos amigos en España y otros países, que es probable que las cuestiones internas dominen también las elecciones. Es una lástima. Hay muchos temas que nos enfrentan en Europa que merecen mayor comprensión por parte de la gente. Es muy importante que esto se consiga, y que cuando depositen su voto, lo hagan porque han entendido la importancia y relevancia de Europa. Al fin y al cabo, lo que está en juego es hasta qué punto puede el Parlamento Europeo impulsar el diálogo con los Estados miembros sobre una mayor integración.

No existe la, menor duda de que necesitamos una modificación de los tratados para abordar los problemas que en la práctica plantea el Acta Única Europea, y que existe la necesidad de superar el "déficit democrático". Es decir, a la Comisión Europea le falta legitimidad política, el Consejo de Ministros adolece de doce puntos de vista diferentes. La única manera democrática de controlar la Comunidad es, bien a través de un mayor desarrollo del Parlamento mismo, o a través de un mayor control en cada uno de los Estados miembros. Esta última alternativa padece de una falta de cohesión, y, claramente, la mejor solución es enfatizar la importancia del Parlamento para controlar el desarrollo de la CE.

Es necesario ampliar políticas e instituciones para abordar el desarrollo del Mercado único. Hace falta tener en cuenta la creación de un Departamento de Industrias Alimentarias y Farmacéuticas europeas para seguir atentamente la situación de estos sectores después de 1992. Necesitamos contar con una Agencia de Protección Ambiental capaz de enfrentarse a los problemas de nuestro entorno europeo de un modo general, y no local. Debemos examinar el desarrollo del Sistema Monetario Europeo y el modo en el que pueda ser el motor que extienda la prosperidad de la Comunidad a los rincones más remotos de los Estados miembros. Es necesaria una política industrial europea que nos permita ser competitivos en términos de igualdad con los grandes grupos comerciales de Japón y Estados Unidos. Todo esto debe ser tratado por un Parlamento Europeo que comprenda que Europa está a punto de crear una unidad real que permita al mismo tiempo a los españoles ser españoles, a los alemanes, alemanes, y a los británicos, británicos. En la diversidad de Europa radica su fuerza, y no debe ser un obstáculo en la consecución de la unidad europea. Ambas cosas no tienen por qué ser excluyentes.

González y Thatcher

El problema reside en que, aunque éstos sean los temas centrales de la campaña europea, cuando el asunto quede decidido el 18 de junio y un nuevo Parlamento tome posesión, existe la posibilidad de que la nueva Cámara dependa de los criterios de Felipe González, Margaret Thatcher o Helmut Kohl, y no de las cuestiones que realmente afectan a Europa.

Por mi parte, espero que todos nosotros podamos alejar de nuestras mentes las preocupaciones inmediatas de las políticas nacionales y ver la relevancia de estos temas más amplios que se plantean en la campaña. Es muy importante que a Europa se le permita desarrollarse en una línea que incluya a los ciudadanos y no se quede en un mero privilegio de juristas y académicos.