Destacados economistas piden un control supranacional sobre inflación y gasto público
La necesidad de establecer algún tipo de disciplina supranacional que sirva para controlar las tendencias inflacionistas y el excesivo gasto público de algunas políticas económicas nacionales ha sido la principal conclusión del encuentro internacional celebrado en Ávila por un grupo de destacados economistas para discutir las ventajas e inconvenientes del Sistema Monetario Europeo (SME). Todos los participantes se mostraron unánimes en señalar que el sistema comunitario actual está sometido al dictado del Busdenbank.
El Sistema Monetario Europeo será abordado por el Informe Delors en la cumbre que reunirá en Madrid a los jefes de Gobierno de la CE el próximo mes de junio. Durante los dos días que duró el seminario organizado en Ávila por el Instituto Universitario de Economía de Mercado bajo la presidencia de Pedro SChwartz, los participantes presentaron sucesivas ponencias que fueron objeto de vivas discusiones. El encuentro se inició con la intervención del ex ministro de Economía Miguel Boyer -hoy miembro de la Comisión Delors-,en torno al futuro del SME.Lee: Hoskins, presidente del Federal Reserve Bank of Cleveland, uno de los 12 bancos que constituyen el sistema estadounidense de Reserva Federal, se ocupó de las consecuencias que para el mercado internacional del dinero podría tener el SME, y Lawrence White, profesor de Economía de la universidad de Georgia, habló del nacionalismo monetario.
El profesor Pascal Salin, de la universidad de París y uno de los padres de la propuesta de moneda europea lanzada en 1975, abogó largamente por la libertad de elección de monedas por individuos y empresas. Finalmente, José Viñals, economista del servicio de estudios del Banco de España, subrayó la conveniencia de reforzar el SME para disciplinar las políticas monetarias de los Estados de la CE.
Aunque desde el punto de vista económico muchos de los participantes plantearon sus dudas respecto del sistema ortodoxo de organización monetaria, desde el punto de vista político hubo acuerdo sobre la necesidad de establecer algún tipo de disciplina supranacional que sirva para controlar las tendencias inflacionistas y de excesivo gasto público de algunas políticas económicas nacionales. Todos estuvieron de acuerdo en que el sistema comunitario actual está sometido al dictado del Bundesbank que, a su vez, en nombre de la disciplina monetaria exigida por el SME, no revalúa el marco, con lo que mantiene artificialmente un peligroso superávit comercial.
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