Thatcher concluye hoy en Windhoek su gira africana
R. M. DE RITUERTO Margaret Thatcher concluye hoy en Windhock, la capital de Namibia, su visita oficial de una semana a Africa. El viaje, que comenzó el lunes en Marruecos, finaliza en el momento en que la última colonia africana inicia su camino hacia la independencia. Thatcher ha pedido confianza en la nueva generación de políticos surafricanos que han de suceder al presidente P. W. Botha.
Zimbabue y la simbólica etapa de Namibia son los puntos álgidos de esta gira africana de la primera ministra británica, en la que ha ratificado sus puntos de vista blandos para con el régimen racista de Pretoria y ha pedido a Israel que acceda a explorar los puntos de vista de los palestinos. La primera ministra habló así en Marrakech ante el rey Hassan, al que ofreció el concurso británico para "cooperar en juntar a israelíes y palestinos" en la mesa de negociación.
Tras la etapa magrebí, una corta escala técnica en Nigeria dio resuello a Thatcher para afrontar el mayor desafío de este viaje, la visita a Zimbabue, la antigua colonia británica que mantiene puntos de vista completamente opuestos a los de Londres con respecto a Suráfrica.
Diferencias con Mugabe
Cuando Thatcher se despidió del presidente Robert Mugabe, las posiciones de ambos no se habían acercado un ápice. El dirigente africano reiteró su llamamiento a la comunidad internacional para que sancione a Suráfrica, en la que no ve señales de cambio, pero Thatcher insistió en que el hostigamiento sería contraproducente para una Pretoria que ha iniciado una dinámica que debe ser considerada con optimismo. "Suráfrica ha estado aislada durante demasiado tiempo", dijo Thatcher, y eso es negativo. En su mejor estilo, la primera ministra valoró así su encuentro con Mugabe: "Sé que tengo razón y él espera equivocarse".
Durante su estancia en Zimbabue, donde la acogida popular fue particularmente cálida, Thatcher se desplazó hasta la frontera con Mozambique para. entrevistarse, en presencia de Mugabe, con el presidente Joaquim Chissano, cuyo Gobierno libra una atroz guerra civil con una guerrilla auspiciada por Pretoria, a la que ayer mismo calificó de grupo terrorista durante la visita a un campo de refugiados en Malawi, un país de economía precaria exprimida al máximo por decenas de miles de huidos del conflicto mozambiqueño.
De Malawi se esperaba anoche que Thatcher volara hoy a Namibia, aunque su delegación se negaba en redondo a confirmar el particular. Fue Pretoría la que confirmó que en Windhoek, la capital de la colonia, Thatcher iba a entrevistarse con el ministro surafricano de Exteriores, Roelof Botha.
Con su simbólica presencia en Windhoek, Thatcher quiere dar solemnidad al primer día de la transición de Namibia hacia la independencia y presentar el caso ante Pretoria como un pertinente ejemplo de cómo se puede resolver un conflicto civil. Namibia es también un aperitivo a sus entrevistas de la semana entran te con Mijail Gorbachov.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.