Desconcierto
He quedado anonadado tras la lectura de una nota aparecida en El País Semanal, intitulada Argentina, un país en el diván.Desconozco las motivaciones que inspiran a la autora de la
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nota en cuestión a escribir algo de tan mal gusto. Sorprende su parcialismo, ensañamiento y mala intención. ¿Cómo puede publicarse en un medio tan prestigioso un artículo de semejante superficialidad?
¡Como si las chicas de Punta del Este, los carteles callejeros declarando un amor adolescente, o una vieja novela televisiva fueran el reflejo de la idiosincracia de una nación! En un pasaje del artículo dice que la prevista entrega del mando presidencial a otro civil será la consumación del primer acto de verdadera democracía en Argentina. O la corresponsal desconoce el concepto stricto sensu de democracia, o desconoce el inmediato pasado de aquel país del Sur.
Se impone la pregunta: ¿Qué es lo que se propone?, ¿alejarse, aún más, de un pariente lejano?, ¿demostrar su europeísmo por oposición al tercermundismo argentino?, ¿desprenderse de un pasado de interrelación? Sea lo que fuere, no es necesario semejante obstinación y desprecio.
Así como una secuencia del Rastro, un mendigo en la boca del metro, la opulencia de un yate en Marbella o la fiebre por la fusión bancaria no sintomatizan, ni mucho menos, la decadencia moral de una España en auge, aquella nota tan particular tampoco lo hace respecto de Argentina.
De cualquier forma, habría que preguntarle a la corresponsal en cuestión si sus padres, allá por los años cuarenta, no probaron trigo argentino.- .
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