Los que viven del cuento
Los timadores engañan cada día a dos madrileños
La técnica también ha llegado al mundo del hampa. Los delincuentes se han adaptado al signo de los tiempos y cada vez son más frecuentes las refinadas actividades de corte mafioso, las estafas de guante blanco y los robos con herramientas de precisión. Otros cacos, no obstante, siguen operando al estilo tradicional: con la habilidad de sus manos y con la capacidad de su mente para engañar a los demás. Son los que viven del cuento. De cuentos tan clásicos como el de la estampita o el tocomocho.
El muchacho parecía rematadamente tonto. Pero en realidad era un consumado actor, al que seguramente se le podría augurar un buen futuro en el teatro, si así se lo propusiese. El joven era el gancho para que la pobre vieja mordiera el anzuelo y se tragase el cuento. El golpe de efecto lo consiguió cuando rompió varios billetes de 1.000 pesetas y dijo que haría lo mismo con las otras estampitas que tenía en un sobre.El chico se sabía el papel ala perfección, y la anciana acabó por aceptar el engaño. Sobre todo cuando aparecieron en escena otras personas que le convencieron de que sería un buen negocio darle al tonto una pequeña cantidad de dinero a cambio de las estampitas.
El "tonto"
La anciana, que fue abordada por el tonto en la calle de Monforte de Lemos, no dudó en subir a su domicilio y, coger 50.000 pesetas. Despues, bajó de nuevo a la calle y aecedió a entrar en un coche donde estaban varias personas que también pretendían engañar al su puesto deficiente mental. Por suerte para la mujer, de 73 años, dos policías de la comisaría de Fuencarral se habían percatado de la operación y actuaron en el momento justo.En este caso, ocurrido hace unos días, intervino toda una familia de cuentistas. La policía sospecha que estos individuos han representado el mismo montaje decenas o quizá cientos de veces. "Pero este timo" señala un inspector, "sigue siendo muy provechoso para los delincuentes, pese a que ya está más visto que el tebeo".
Según fuentes policiales, en Madrid se registra diariamente una media de dos timos. La mayoría de las víctimas son personas con edades comprendidas entre 60 y 70 años, de escasa cultura, y residentes en barrios de la periferia o en ciudades-dormitorio.
Este sistema de estafa, tras unos años en los que cayó en declive, ha cobrado nuevo auge. Y lo curioso del caso es que quienes lo practican apenas han introducido la más leve variación.
El pasado 14 de febrero, una mujer de 57 años, domiciliada en Leganés, fue abordada en la calle del Río Manzanares por un tonto y acabó entregando 550.000 pesetas por sus estampitas. Por las mismas fechas, otra señora de 61 años, residente en Torrejón de Ardoz, perdió 250.000 pesetas en similares circunstancias. El pasado 2 de marzo, una vecina de Alcalá de Henares fue contactada en la callede Dulcinea y, tras ser convencida por los timadores, sacó 180.000 pesetas de su cartilla de ahorros.
Hace unos días, un hombre de 74 años se encontró en la plaza de los Caídos, en Alcorcón, con un individuo que aseguraba tener tres cupones de la ONCE premiados. Le dijo que necesitaba el dinero rápidamente y que no tenía tiempo de esperar a cobrarlo. Luego apareció otro compinche, y entre los dos le birlaron al anciano 400.000 pesetas. El timo del tocomocho sigue dando resultado.
Otro procedimiento rentable para los pícaros es el del nazareno. Policías de la comisaría de Carabanchel detuvieron la semana pasada a un hombre de 52 años sobre el que pesaban 24 reclamaciones judiciales. Este charlatán, dotado de un auténtico pico de oro, fue capturado cuando preparaba una estafa contra un comercio de la calle de Francisco Tejada.
El citado nazareno había engaña lo con anterioridad a otros proveedores de alimentos, cuando les pagó con letras que nunca hizo efectivas o cheques en fondos. Luego él vendía esta mercancía, y así obtenía una buena ganancia.
El biberón
El pasado lunes, una joven practicó con éxito el timo del cambio. Entró en un estanco de la calle de Dolores Barranco y dijo ser empleada de una peluquería próxima. Explicó que su jefe precisaba cambio, y logró que el estanquero le entregara 60.000 pesetas en diversos billetes y monedas. Y, claro, si te he visto no me acuerdo...La última modalidad conocida es la que se ha denominado el timo del biberón. El engaño es invención de tres mujeres que, mediante la excusa de que precisan calentar agua para dar su biberón a un bebé, logran que la víctima les abra la puerta. Después, una de las timadoras aprovecha un momento de descuido o alega que necesita ir al retrete, para apoderarse de las joyas o el dinero de la dueña de la casa.
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