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Maragall quiere que la presencia de la Casa Real impulse el proyecto Barcelona 92

LUIS MAURI/ ENRIC JULIANA El alcalde de Barcelona, Pasqual Maragali, sugirió el pasado 17 de enero al Rey, en una audiencia que le concedió don Juan Carlos en el palacio de la Zarzuela, la idea de intensificar la presencia de la Casa Real en el proyecto olímpico Barcelona 92. En aquel encuentro, Maragali expresó al Monarca su preocupación por el retraso y la indecisión política e institucional que pesan sobre algunos de los más importantes proyectos asociados a la cita olímpica, como la construcción del tramo Diagonal-El Prat o la prolongación del metro hasta Monjuïc.

Maragall también informó al Rey sobre la situación del COOB, que semanas antes había dado por cerrada la más larga y virulenta de cuantas crisis internas ha atravesado el consorcio olímpico desde el día de su constitución, y le propuso que la familia real aceptase un mayor protagonismo en el proyecto de Barcelona 92, citándole a título de ejemplo el Real Patronazgo creado para la Exposición Universal de Sevilla de 1992.En posteriores contactos con la Casa Real, se acordó que el príncipe Felipe sería nombrado presidente de honor de la asamblea general del COOB, el más amplio y repre sentativo de los órganos de go bierno del consorcio olímpico, aunque prácticamente exento de atribuciones ejecutivas. El Príncipe estrenará su cargo olímpico el próximo 24 de abril en Barcelona, donde presidirá los actos de apertura de la reu nión de la comisión ejecutiva del Comité Olímpico Internacional (COI).

La incorporación oficial del heredero real a la organización barcelonesa es interpretada en diversos medios como un paso más en la estrategia del Ayuntamiento de Barcelona para conseguir, por una parte, una mayor identificación emocional de toda España con los Juegos de la capital catalana y, por otra, propiciar una implicación más decidida, especialmente en materia financiera, de la Administración central.

González, el gran ausente

El hecho de que el presidente del Gobierno, Felipe González, no haya realizado ni una sola visita a las obras de Barcelona 92 se ha convertido en un motivo de inquietud en diversos medios vinculados al proyecto olímpico, que interpretan la actitud de González como un reflejo de la "insuficiente sensibilidad" del Ejecutivo por los problemas que afectan a la capital catalana.

Las visitas de González a Barcelona, o bien han tenido un marcado carácter electoral o han respondido a circunstancias tan concretas como los funerales por las víctimas del atentado perpetrado por ETA en Hipercor o la muerte de Josep Tarradellas.

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