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Una pareja de lesbianas valencianas se casará en Londres la semana próxima

Miguel Ángel Villena

Son jóvenes y conviven juntas en Valencia desde hace cuatro años, afirman que están enamoradas y han logrado el respeto y el cariño de sus familias y sus compañeros de trabajo. Preparan su marcha a Londres, en los próximos días, para contraer matrimonio y se convertirán en la primera pareja de mujeres españolas que protagoniza una boda que quieren reivindicar luego en Valencia.

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¿Por qué niegan la unión del matrimonio a gente que se quiere?. Aspiramos a que nuestro ejemplo cunda y más parejas de mujeres decidan casarse. Siempre hemos ido con la cabeza bien alta y ahora vamos a luchar para conseguir los mismos derechos y obligaciones que una pareja de hombre y mujer". En sus rostros y en sus palabras se nota que han cruzado un largo calvario de incomprensiones, actitudes hostiles, recelos y susurros malintencionados. Pero estas dos mujeres, que prefieren no revelar su identidad, ni su lugar de trabajo, porque su ocupación se realiza de cara al público, transmiten una decidida voluntad de conquistar su derecho a amar."Nuestras respectivas familias conocen la relación y con el tiempo han terminado por aceptarnos y respetarnos. Lo mismo ha ocurrido con los compañeros de trabajo. De todos modos, la batalla no ha sido fácil y ahora vamos a luchar por conseguir los mismos derechos y obligaciones que una pareja de hombre y mujer", declaran a una sola voz M.J. de 37 años y M.S. de 22 años

Odian la palabra "normal", al igual que detestan esos adjetivos con resonancias escabrosas que siglos de represión han incluido ya en el lenguaje coloquial. "Siempre hemos ido", señalan, "con la cabeza bien alta. Nunca nos hemos encerrado en el reducto de los bares o garitos de ambiente. Tampoco nos gusta provocar y respetamos la sensibilidad de la gente de la misma forma que reclamamos que nos respeten la nuestra."

Una y otra vez insisten en que no son "gente anormal" y sus expresiones se encienden de satisfacción cuando relatan el trato relajado y amistoso que mantienen con sus vecinos de un barrio de Valencia. Cuentan cómo en la tienda de confección les recomiendan ropa que pueden regalar a su compañera: "Nunca nos han visto a la una sin la otra, saben de nuestras preocupaciones e ilusiones. Hemos dejado de ser bichos raros. Tenemos derecho a ser felices en una relación con otra mujer y punto".

Proceden de una clase trabajadora y ninguna de ellas lleva la voz cantante. En la conversación, una y otra alternan indistintamente las opiniones. Dan la impresión de ser una pareja que ha alcanzado esa compenetración que permite al interlocutor apreciar las dos caras de una misma moneda.

Doble moral

"Intentamos", señalan, "que cunda nuestro ejemplo, que las mujeres no sean cobardes". Están hartas de oír hablar de malos tratos a mujeres y manifiestan sin un ápice de duda que una relación entre mujeres es más igualitaria y menos brutal.

"En general, lo que más le indigna a un hombre es que funcione bien un rollo entre dos mujeres. La represión o la brutalidad impiden al 90%. de los hombres tratar a una mujer como ella desea". La doble moral, la del respetable señor de día y aficionado a los travestidos de noche, la de modélicos esposos y esposas que mantienen vidas paralelas, es algo que denuncian con fuerza estas dos mujeres valencianas al explicar su caso. "Con nuestra actitud pretendemos romper con esa doble moral".

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