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Los dos mayores partidos comunistas del mundo preparan su reconciliación

La importante cumbre chino-soviética del próximo mayo en Pekín servirá, además de oportunidad para normalizar las relaciones entre los dos países, como carril para el restablecimiento de los contactos que los dos mayores partidos comunistas del mundo suspendieron en 1960, a raíz de sus diferencias ideológicas. Así lo indican portavoces oficiales chinos, que ponen gran interés en subrayar que ese paso no supone un deseo oculto de retornar a la vieja alianza de los años cincuenta.

"La relación entre los dos partidos no tendrá un carácter preferencial. Será una más entre las que el Partido Comunista Chino (PCCh) mantiene actualmente con otros países", declara Zhu Ruizhen, miembro de la Academia de Ciencias Sociales de China, que trabaja en el Instituto de Estudios Soviéticos y del Este Europeo de Pekín. Zhu participó como intérprete en las tres cumbres que Mao Zedong mantuvo con Josif Stalin y Nikita Jruschov, pero "sus canas", como él dice, le impedirán ser testigo directo del encuentro entre Mijail Gorbachov y Deng Xiaoping.Zhu Ruizhen excluye toda posibilidad de que se produzca en el futuro una reedición del Komintern, y afirma: "Los tiempos han cambiado y los vientos actuales no llevan a celebrar conferencias entre partidos hermanos, como ocurría en los años cincuenta o sesenta. China y la Unión Soviética no son como antes. Además, hace tiempo que Moscú ha dejado de ser el centro del comunismo". Esta idea soviética de pretender ser el eje del mundo comunista fue precisamente lo que originalmente hizo estallar las fricciones entre los dos partidos, y que más tarde se concretaron en acusaciones de Pekín contra el revisionismo soviético por su presunta desviación del pensamiento marxista leninista. La cólera que despertó en Mao el ataque de Jruschov a la política de Stalin es criticada ahora por los ideólogos chinos. "El responsable de la ruptura fue Jruschov, pero nosotros nos equivocamos entonces no denunciando los errores estalinistas", señala el profesor Su Shaozhi, miembro de la Academia de Ciencias Sociales.

El proyecto de reanudar las relaciones entre los partidos de los dos países fue comunicado por las autoridades chinas al presidente de Estados Unidos, George Bush, durante la visita que éste realizó el pasado mes a Pekín. Bush se mostró muy satisfecho con las explicaciones chinas de que la normalización de relaciones con Moscú no incluirá ningún tipo de cooperación militar. Los dos Gobiernos están ya dando pasos hacia el desarme. China ha reducido de cuatro a tres millones el volumen de sus fuerzas armadas en los últimos tres años, tras el fin de las hostilidades en los 7.000 kilómetros e frontera con la Unión Soviética, y ésta ha anunciado que reducirá en los próximos dos años en 260.000 soldados las tropas instaladas en la frontera con China. "Los dos países desean disminuir su presupuesto militar y centrarse en la tarea de desarrollarse social y económicamente", afirma Zitu Ruizhen. Éste cree que las perspectivas de cooperación económica entre chinos y soviéticos son muy optimistas y que el comercio de trueque que han venido manteniendo hasta ahora puede transformarse en proyectos de colaboración en Siberia y en las regiones nororiental y noroccidental de China -las dos zonas deprimidas del país-, a través de joint ventures y de trasvase de mano de obra china. Pekín pretende, por otra parte, reactivar el sector agrícola con un programa de ayuda soviética.

Cita en mayo

Estamos convencidos de que la cumbre [entre Gorbachov y Deng Xiaoping] abrirá un nuevo capítulo en la historia de las relaciones entre los dos países", declaró el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Edvard Shevardnadze, durante el viaje que realizó a principios de febrero a Pekín para fijar las fechas de la visita de Gorbachov a China, del 15 al 18 de mayo próximo. En medios diplomáticos de Pekín se especula con la posibilidad de que el anciano Deng Xiaoping, de 85 años, decida abandonar definitivamente el poder tras la visita de Gorbachov, si bien fuentes chinas consideran la idea poco menos que irrealizable.

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