La culpa de los virus
Para el articulista resulta sospechoso que el desarrollo progresivo de los virus se haya producido coincidiendo exactamente según los cánones del progreso. De la inicial noción de "bichos" se pasó-coincidente con el progreso- a la de "microbios" y "bacterias", haciéndose necesario el uso del microscopio, y de estos, al de "virus" y la inevitabilidad del microscopio electrónico.
Apenas habrá estos años causantes más vulgarizados que esos serecillos que se llaman como usted sabe, virus. Hace tiempo que han dejado chicos a los masones, los judíos, los gamberros, los etarras, los drogotas. Se ve pues que son de primera importancia, política, y a por ellos vamos.De la vulgarización tomo unos ejemplos que me aportan amables amigos que leen Prensa: A) EL PAÍS 25 Febr.'87 p. 6 de 'Futuro'; B) MUY nº 90, Nov. '88, pp. 93 ss.; y añado, para el caso de la identificación como virus de un sujeto que estropeó las redes informáticas de conexión entre el Pentágono y las Universidades durante unos días, C) EL PAÍS 5 Nov. '88 p. 7. Pues bien: "Conocidos desde hace tiempo de ser causantes de la viruela, la fiebre amarilla, la poliomielitis, la gripe y el resfriado común, los virus son los culpables del 80% de las enfermedades agudas que afectan cada año a la población de los -países desarrollados" (A); más modestamente: "Los virus contribuyen a que contraigamos hepatitis, gripe, sarampión, polio, rabia, fiebre amarilla, SIDA y muchos otros trastornos más" (B). Pero lo peor es que también "se hallan involucrados en algunos cánceres y leucemias y en numerosas enfermedades autoinmunes, entre ellas la esclerosis múltiple y la diabetes" (B); y "Recientemente, los científicos han empezado a sospechar que los virus tienen mucho que ver en las cardiopatías, defectos de nacimiento, diabetes, síndrome de Alzheinier, esclerosis múltiple y casi la cuarta parte de los cánceres humanos" (A).
Crédito y prestigio
Ahora bien, eso de que contribuyan, estén involucrados o tengan mucho que ver ¿no les parece a ustedes que estropea un poco la idea de que sean causantes o culpables? Y eso de que tengan que ver en casi lacuarta parte de los cánceres... ¿No van con eso a perder los virus el crédito y prestigio de ser los causantes verdaderos? ¿No quedarán amenazados de que se les confunda y degrade a la condición de circunstancias, de factores coadyuvantes, todo lo más de cómplices o colaboradores? Pero la causa, señores, como la madre, es una, y no debe nunca la noción de 'causa' confundirse con la de 'circunstancia`: si no, ¿adónde iríamos a parar? El policía debe descubrir quién es el asesino de la Marquesa, y se acabó; y es preciso que se sepa quién, personalmente, mató al Comendador. Sólo así la justicia y el Gobierno de los pueblos tendrán un fulcro en que apoyarse; sólo así se curarán las enfermedades sociales y las personales; sólo así, eliminada la persona culpable de haber introducido instrucciones indebi.das en la red informática del organismo de los Estados Unidos, podrá el Pantágono regir corno Dios manda los procesos constitucionales y reproductivos del Gran Cuerpo; y descubierto asimismo el culpable puntual de la gripe fantasmática, podrá el Pequeño Cuerpo acudir cada día sin falta a la Oficina y evitarse el enorme dispendio de Horas de Trabajo que al Capital y Estado les cuesta el mantenerse indefinida, informe y sin causa individual la tal pliaga.Cosa que, por cierto, deja en, entredicho el nombre mismo, influenza, o flu para abreviar y no acatarrarse mientras se pronuncia, o grippe o trancazo o cualquiera otro de los que se han ensayado desde que empezó a reinar, desde comienzos de siglo, la enfermedad informe: pues ¿cómo puede decentemente tener nombre una cosa que es casi cualquier cosa y se manifiesta casi de cualquier forma, hasta el punto de que, sólo con que te encuentres mal o raro, a falta de otra interpretación más precisa, ya estás sospechando que te La has mangao? Hace sonreír que todavía, en la vulgarización A, se distinga entre "gripe y resfriado común"; y las historias que dos veces al año sacan los Medios de Formación de Masas acerca de las varias y mutantes cepas o generaciones de virus de la gripe hacen sonreír también, por lo menos mientras no La ha atrapado uno.
Espada justiciera
Claro que las cuentas no son tan simples: si se pudiera individuar el causante verdadero y fijo de Eso, y en consecuencia apresarlo, juzgarlo y condenarlo a muerte, no parece que, en cambio, el fijar de paso y apresar al virus causante de esa institución más reciente que bajo la sigla S.I.D.A. condena como espada justiciera del Señor a los prójimos y deudos que atentan un poquito contra Sus leyes fuera a ser tan buen negocio: porque ahí, si un virus definido se fija en la pantallita y se individúa como culpable, ¿no se perderá con ello una ocasión preciosa de que a los Indivíduos personales les hiera la flecha de su culpa personal, de que la mísera jodienda de los mortales vuelva a los miedos tenebrosos y urinarios del tiempo de los Escolapios y de que renazcan esplendorosas las fábricas de preservativos?
Hay su DEBE y su HABER con esto en el libro del Señor. Pero se ve que la necesidad más alta y siempre más urgente que Él padece es ésa de la individuación de la Culpa, y por tanto, la de que cada vez los virus se hagan más individuales, más definidos y precisos como seres y causantes.
Y el motivo que el Señor y su Ciencia ofrecen para esa millonaria campaña de persecución del Virus, a saber, que es para la cura de nuestras plagas y enfermedades, se vuelve un tanto dudoso como motivo cuando consideramos que precisamente algunas de las plagas virales más arcaicas que en las vulgarizaciones A y B se citan, la rabia la primera, Pasteur y sus secuaces acertaron a curarlas sin tener la menor idea de que hubiera cosas tales como virus personales en el mundo, sino tratándolas como si fueran flujos infecciosos. Algo más importante y transcendente que la cura de los mortales debe ser lo que promueve el proceso de individuación progresiva de los virus.Más sospechoso aún, porcierto, resulta eso de que el desarrollo progresivo de los virus se haya producido tan exactamente según los cánones que rigen en general el Progreso Progresado, que son según la proporción aritmética siguiente: así como la noción de 'bichos' (piojos, lombrices, sarna) vino con el Progreso de nuestros abuelos a dar en la de 'microbios' (con la noción de más éxito, la de'bacterias', incluída), que exigía ya pasar del ojo desnudo al microscopio, inventado a punto, para ver a los microbios, esto es, incluírlos en la Realidad, así también análogamente la noción arcaica de 'microbios' ha dado el paso, apoyado como por casualidad en el microscopio electrónico que se requiere para verlos, a la noción de 'virus' (bichos: microbios:: microbios x), el mismo proceso por el que, una vez inventado el ferrocarril con el Progreso, hubo- que inventar el automóvil para el Progreso Progresado, y una vez que la radio, la televisión: es decir, pasar de los chismes ideados por fuerza de necesidades previas a los chismes ideados por deducción de los ideados previamente. De un microbiólogo ilustre cita la vulgarización B p. 102: "Estamos ahora, respecto a los virus, donde los bacteriólogos del siglo XUX estaban respecto a las bacterias".
Hagamos aquí un alto, no vayan a caer ustedes en la trampa que su lenguaje culto les tiene preparada para estos trances y a preguntarse si lo que estaré aquí insinuando es que "Los virus no existen"; una tontería semejante a la de aquéllas que concluyen que "El Amor no existe", sin darse cuenta de que con la sola admisión del verbo 'existir', aunque sea para decir "No", ya están domesticando su rebeldía y cayendo en el engaño. Existir, sólo existe Dios, y lo demás son malas imitaciones. Pero aquí no estamos tratando asuntos metafisicos, sino cuestiones prácticas, de política y de salud. Sigamos pués un poco examinando cómo son los virus.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.