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George Bush cura su herida

El presidente de EE UU nombra secretario del Pentágono a un conservador sin enemigos políticos

Francisco G. Basterra

George Bush, en un intento de cerrar la herida sufrida por la histórica derrota de John Tom,er en el Congreso, ha nombrado a Richard Cheney, Dick, un congresista conservador muy respetado, que apoyó a la contra y el rearme de Reagan, pero sin experiencia en temas militares, como secretario de Defensa. Este político de 48 años, sin esqueletos en el armario, no tiene enemigos en Washington y será aprobado sin problemas por el Senado y los demócratas, que insisten en que el caso Tower es una excepción y no significa la ruptura de puentes con la Casa Blanca.

Bush ha buscado sobre todo a un político nada polémico que le ayudara a restablecer los puentes con el Congreso, sin el cual la reducción presupuestaria necesaria y la limpieza del Pentágono no podrá hacerse, y por encirna de toda sospecha en su vida personal y profesional.Cheney, graduado en Ciencias Políticas y que se libró de la guerra de Vietnam gracias a los estudios, reúne estas condiciones. Su historia médica -ha sufrido tres infartos y el pasado verano se sometió a un bypass coronario- no le limitará en el ejercicio de su cargo, aseguró Cheney, que ha consultado con su cardiólogo antes de aceptar el puesto. "En Navidades estuve esquíando en Vail", ha dicho.

George Bush, al anunciar la designacion de Cheney sólo 24 horas después de tragarse la píldora amarga del no a Tower por sus problemas con el whisky, las mujeres y el tráfico de influencias, busca acallar las voces que: señalan que su presidencia ha. perdido el impulso y está empantanada sin rumbo. El tema Tower "es ya historia", afirmó Bush, para quien este revés -histórico, ya que hace 30 años que el Congreso no rechazabaa un miembro del Gabinete- es sólo una escaramuza y no una guerra perdida.

Los demócratas, de acuerdo

Los demócratas, que tampoco han salido con todas sus plumas intactas del pulso con la presidencia -que para muchos observadores ha sido una venganza política que ha condenado a Tower sin pruebas concluyentes-, tampoco quieren recrearse en su victoria.

El senador Sam Nunn, presidente del Comité de Servicios Armados del Senado y principal responsable del castigo a John Tower y al presidente George Bush, se ha apresurado a manifestar que Cheney es una gran elección y que no tendrá problemas.

Richard Cheney, casado con Lynne Vincent y padre de dos hijas, de 22 y 19 años de edad, admitió al aceptar este nombramiento sorpresa -no estaba en ninguna lista previa de las que en los últimos días circularon en Washington- su falta de experiencia en los temas de defensa. Prometió informarse y no quiso pronunciarse sobre la Iniciativa de Defensa Estratégica (IDS), conocida como guerra de las galaxias.

Al parecer, el nominado para dirigir el Pentágono es partidario de continuar su investigación frente a un eventual despliegue de un sistema limitado. Sobre la Unión Soviética, Richard Cheney mantiene posiciones de cautela ante el dirigente de este país, Mijail Gorbachov, calcadas de las del consejero de Seguridad Nacional Brent Scowcroft y del secretario de Estado, James Baker, con quienes se lleva muy bien personalmente y formará equipo sin problemas.

Dick Cheney no tiene conexiones previas con el complejo militar industrial. La excesiva aproximación a los contratistas de armas fue clave en la derrota de John Tower como candidato. En el Pentágono, paralizado por la batalla de Tower y plagado por historias de corrupción en la adjudicación de contratos y mala gestión, se ha recibido con alivio su designación.

"Reflexivo, duro, decidido"

Este "hombre de principios, reflexivo, duro, tranquilo y decidido", como lo definió Bush ayer, deberá poner orden en la mayor empresa del mundo, con un presupuesto anual superior a los 300.000 millones de dólares. Tendrá para ayudarle como segundo un ejecutivo de la empresa privada, Donald Atwood, que ha sido vicepresidente de la General Motors. Y ya se sabe, lo que es bueno para la GM es bueno para Estados Unidos.

Richard Cheney cuenta con experiencia en el Ejecutivo, derivada de dos años (1974-1976) en los que ocupó el importante cargo de jefe del gabinete del presidente Gerald Ford. Una época difícil en la que contribuyó a restaurar la integridad de la presidencia sacudida por la dimisión de Richard Nixon forzada por el Watergate.

Y en el Congreso -era ahora el número dos del liderazgo republicano en la Cámara de Representates- ha destacado por su profesíonalidad parlamentaria.

Fue una de las figuras preeminentes en la investigación que el Congreso ha realizado sobre el escándalo Irangate.

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