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Marcinkus dejara el control de las finanzas vaticanas

Juan Arias

El arzobispo norteamericano de origen lituano Paul Marcinkus, actual presidente del Instituto para las Obras de Religión (IOR), que se considera como el banco del Papa, tendrá que dejar su puesto. Así lo confirmó ayer indirectamente un comunicado del Vaticano, entregado a la Prensa internacional, en el que se anuncia también que el déficit previsto para este año en las actividades económicas de la Santa Sede es de 78.180.769 dólares (9.000 millones de pesetas).

La salida discreta de Marcinkus ha sido posible gracias a que el Vaticano ha decidido -tal y como había prometido al Estado italiano tras el escándalo de la quiebra del Banco Ambrosiano del que el IOR era un importante accionista- "cambiar profundamente" la estructura del banco papal. Marcinkus es un personaje que ha sido como una sombra negativa en la imagen pública del Vaticano durante estos últimos años, al haber tenido como estrechos colaboradores a Michele Sindona y Roberto Calvi, dos banqueros que acabaron muertos misteriosamente.El comunicado explica que el secretario de Estado, cardenal Agostino Casaroli, ha informado al consejo de los 15 cardenales de todo el mundo -que permanecieron reunidos del lunes al miércoles para estudiar la situación de las finanzas vaticanas acerca de "la reforma decidida por el Santo Padre del IOR, el cual se regirá por un nuevo estatuto que sustituirá al actualmente en vigor, cambiando profundamente su estructura". El estatuto prevé una comisión formada por cinco cardenales nombrados por el Papa cada cinco años y que tendrá como finalidad vigilar la fidelidad del instituto a las normas estatutarias.

El secretario de dicha comisión de cardenales será un eclesiástico, pero no obispo; es decir, un simple monseñor, que será el encargado de asistir a las reuniones de los cardenales y de seguir de cerca la vida del instituto. Habrá también una especie de consejo de administración nombrado por la comisión de cardenales y compuesto por cinco expertos en materia económico-financiera, escogidos de países distintos. El director y el subdirector del IOR serán nombrados por el consejo de administración con la aprobación de la comisión cardenalicia. No se indica si deberán ser seglares o eclesiásticos.

Por último, serán nombrados también por el consejo de administración tres censores de cuentas, que responderán directamente ante el consejo. Tampoco se dice si serán sotanas o chaquetas.

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El cardenal secretario de Estado, añade el comunicado, "ha hecho saber que la comisión cardenalicia de vigilancia del IOR [que ya existía con el viejo estatuto], ha pedido en esta fase de transición la asistencia del actual presidente del IOR, su excelencia monseñor Marcinkus, el cual había manifestado ya su propia disponibilidad". Y ha sido esa sola frase, de "exquisito y delicado sentido diplomático vaticano", como la calificó ayer un vaticanista, la que ha hecho entender a la opinión pública mundial que monseñor Marcinkus tendrá que dejar finalmente su puesto. ¿Cuándo? Eso nadie lo sabe aún, pero se piensa que no antes del verano.

Por lo que se refiere al estado de las finanzas vaticanas, el panorama aparece cada vez más negativo. Según el informe de ayer, las entradas previstas son para este año de 56.145.384 dólares contra una previsión de gastos de 134.326.153 dólares.

Los gastos de las 118 nunciaturas del mundo alcanzan a 10.126.153 dólares, que hasta este año se pagaban gracias a un fondo que había dejado Pablo VI y que ya ha sido agotado. Los gastos para hacer frente a los sueldos de los 2.366 trabajadores del Vaticano y de los 889 jubilados, están previstos en 65.306.153 dólares.

Por lo que se refiere al déficit previsto de 78.180.769 dólares para este año, el Vaticano confía sólo en el Obolo de San Pedro, la limosna recogida cada año en todo el mundo para las necesidades del Papa y que el año pasado fue de 52.935.988 dólares, con un incremento del 5,25% respecto al año anterior, gracias, sobre todo a la ayuda que el año pasado dieron al Papa, para ayudarle en sus crisis económica, los religiosos y religiosas de todo el mundo que, tras haber sido estimulados a la generosidad por el Vaticano, juntaron 9.213.702 dólares.

Los cardenales han estudiado cómo afrontar la situación y piensan, afirma el comunicado, que puede ayudar al Vaticano la The Papal Foundation, una institación creada últimamente en los Estados Unidos para incrementar as ofrendas al Papa.

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