_
_
_
_

Derrota de la experiencia renovadora de De Mita

Juan Arias

El 18º Congreso de la Democracia Cristiana italiana, que durará hasta el miércoles próximo, se abrió ayer en Roma con un discurso de 134 folios del secretario saliente, Ciriaco de Mita, que pidió un juicio claro y severo sobre sus siete años de actividad, la más larga de la historia al frente del partido. El congreso supondrá la derrota de la experiencia renovadora de De Mita y la victoria del viejo bunker democristiano, que ha encarnado siempre la imagen del poder por el poder.

Más información
El preferido de los párrocos

En el enorme recinto del Palacio de Deportes del Eur estaban presentes más periodistas (1.500) que delegados (1.300), y unos 20.000 invitados, que debían ser en su mayoría hinchas del secretario, ya que lo cubrieron de aplausos interminables a su llegada.Sin embargo, el clima del congreso, atendido por azafatas vestidas unas de rojo y otras de verde, dotado de los instrumentos de la más alta tecnología, era de desencanto para las huestes de De Mita. Con la decisión tomada por los grandes del partido -horas antes de abrirse el congreso- de presentar la candidatura única de Arnaldo Forlani como sucesor del secretario saliente, en realidad -si no hay sorpresas en los últimos minutos- ya se había dado un juicio sobre De Mita.

Porque si éste había sido considerado hace siete años como el hombre nuevo de la DC, capaz de modernizar el viejo bunker democristiano, que ha encarnado siempre la imagen del poder por el poder, Forlani está considerado como su antítesis: el rostro viejo de la Democracia Cristiana conservadora, el único candidato que De Mita no hubiese deseado, porque, además, era el candidato de Giulio Andreotti, su adversario político interno.

De ahí el que ayer el diario La Repubblica diera así la noticia de la candidatura de Forlani como sucesor de De Mita: "¡Otra vez Forlani; otra vez la vieja, eterna DC de siempre!", mientras que La Stampa de Turín, el periódico de la Fiat, señalaba: "Es la revancha de la vieja DC". Y es que Forlani, que tiene 64 años, cuatro más que De Mita, había sido ya secretario del partido hace 20 años; había luchado para cargarse el centro-izquierda y se había siempre opuesto a la experiencia de Aldo Moro de un Gobierno de solidaridad nacional, con la presencia de los comunistas.

La 'vieja señora', irreformable

La candidatura de Forlani, sobre la cual el anciano líder Amintore Fanfani, nombrado ayer presidente del congreso, dijo que había sido unitaria por el hecho de que "unos dijeron que sí y los otros no dijeron que no", ha sido comentada por todos los observadores políticos como la derrota de la experiencia renovadora de De Mita y la demostración de que la Democracia Cristiana, esa vieja señora, es irreformable. Y que todas las tentativas de convertirla de partido de poder en partido de "la política", como deseaba De Mita, han sido inútiles y han acabado siempre abortando.La ballena blanca acaba siempre rechazando como cuerpos extraños a su organismo a todos los personajes que intentan modernizarla. Le pasó a De Gasperi, a quien le arrinconó Fanfani; a Moro, a quien, secuestrado por las Brigadas Rojas, nadie dio un paso para salvarle, y ahora, a De Mita, cuya única satisfacción es que ha pasado al panteón de las figuras que han dejado huella en el partido y que, por lo mismo, ha acabado arrinconado.

Ayer, con el rostro tenso, De Mita dijo: "Hoy se cierra una experiencia de guía del partido difícil y apasionante. Dije que habría pedido al congreso un juicio sobre mi actividad y alguien vio en mi petición una actitud casi soberbia y arrogante. No es así. Dicho deseo de que se me juzgue por los resultados es un hecho necesario, porque siempre, en un gran partido democrático, debe ser el congreso quien juzgue lo que ha hecho el secretario".

Había amargura y desilusión en las palabras de De Mita, porque precisamente los jerifaltes del sanedrín democristiano impidieron que fuese el congreso quien, después de debatir y procesar la experiencia renovadora del secretario, buscase a su sucesor. Primero, un importante de bate político, y después, la decisión sobre el nombre de quién debería continuar el surco abierto por De Mita.

Era ése el proyecto del secretario saliente, pero los grandes sacerdotes querían cambiar de línea política, y justamente el día anterior al congreso -viernes y 17, que es como el 13 y martes español, fecha tan temida que el congreso se aplazó para no abrir lo ese día-, lo crucificaron presentándole la candidatura de Forlani, apellidado aquí el "prudente", el "eterno mediador", el "perezoso", el "colchón" que para todos los golpes, porque no ama los problemas.

Justamente, Forlani tuvo que dejar años atrás la presidencia del Gobierno porque cuando se hizo con las listas de la logia secreta Propaganda 2 (P-2), de Licio Gelli, las tuvo tres meses encerradas en los cajones de su despacho, sin darlas a conocer ni al Gobierno ni al Parlamento.

Ayer por la tarde, en la apertura del congreso, al que asistieron los líderes de todos los partidos, del Gobierno y de la oposición, los presidentes del Parlamento y del Senado y delegaciones de todo el mundo, se mezclaban entre los congresistas sentimientos de desencanto y de euforia. La platea estaba, sin embargo, contenida, hasta el punto de que cuando Fanfani anunció que hablaría Forlani, el Palacio de Deportes estalló en un gran silbido. Pero un demitiano comentó: "Lástima que los silbidos no son votos".

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_