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SIDA, ventana abierta a las reacciones psicoinmunes

Los expertos discrepan sobre la relación que hay entre las actitudes mentales y el progreso del sindrome

MALCOLM W. BROWNE La posibilidad de que la mente desempeñe una función en el progreso del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA) fue analizada por la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia en su simposio anual, celebrado el pasado mes de enero. Los investigadores reconocieron la ausencia de pruebas estadísticas para demostrar que las actitudes positivas prolongan la vida de los enfermos del SIDA, pero dijeron que el punto de vista mental de los enfermos parecía guardar relación con la actividad de sus sistemas inmunológicos. Según la doctora Barrie R. Cassileth, del Centro Oncológico de la universidad de Pensilvania, "puesto que el SIDA es una enfermedad del sistema inmunológico, sus víctimas son el objeto ideal para comprobar la realidad de las teorias psicoinmunológicas"

.Barrie R. Cassileth declaró que la relación entre actitudes mentales y progreso del SIDA debería tratarse con el máximo escepticismo. Según esta especialista la controversia reside en demostrar que las actitudes mentales influyan en el sistema inmunológico, que a su vez controla el curso de las enfermedades.

En varios de los trabajos presentados en la reunión anual de la Asociación Americana para el Progreso de la Ciencia, el período que media entre la infección por el virus del SIDA y la aparición de los síntomas de la enfermedad puede prolongarse sensiblemente si intervienen factores psicológicos saludables. Por ello, científicos de cinco centros de investigación dijeron que hay indicios suficientes para afirmar que las actitudes mentales de los pacientes afectados por el SIDA pueden influir en el progreso de su enfermedad. Otros expertos, en cambio, cuestionaron que los factores psicológicos puedan alterar el curso de esa infección vírica mortal.

Todas las ponencias presentadas se basan en estudios de grupos relativamente pequeños, y los presentes coincidieron en que los resultados no son concluyentes. Una de las críticas dirigida a estos hallazgos es que pueden extraerse conclusiones no garantizadas si se malinterpretan las observaciones clínicas. Por ejemplo, un cuadro depresivo puede ser la consecuencia y no la causa del empeoramiento de la enfermedad.

Trucos mentales

Así, según la doctora Cassileth, los trucos mentales ideados para luchar contra el SIDA en un plano psicológico deberían curar a los pacientes de todo signo, pero no sucede así. Sin embargo, Karl Goodkin, de la universidad de Texas, dijo que sus investigaciones sobre pacientes con cáncer cervical y pacientes con SIDA sugerían una conexión entre la tensión psicológica y la rapidez con que la enfermedad evoluciona. Goodkin matizó que esas investigaciones se hallan en un nivel descriptivo y no han adquirido aún importancia clínica.

Por su parte, George F. Solomon, profesor de psiquiatría de la universidad de California, en Los Ángeles, dijo que para la supervivencia resulta de importancia crítica que el paciente sienta el apoyo de otras personas. Otros ponentes del simposio señalaron que las hormonas producidas en respuesta a la tensión nerviosa degradan fuertemente el funcionamiento de determinados tipos de células que combaten al SIDA, y que esto aumenta la predisposición a la enfermedad.

Según el doctor Michael H. Antoni, de la universidad de Miami, por ejemplo, un estudio de hombres homosexuales infectados por el virus del SIDA mostraba que una estrategia correcta de enfocar la enfermedad no sólo reducía la percepcíón de la tensión nerviosa en algunos pacientes, sino que mejoraba el funcionamiento de las células naturales empleadas por el sistema inmunológico para combatir la enfermedad.

Imágenes y consejos

Algunos médicos procuran que los pacientes con enfermedades devastadoras se formen imágenes mentales de las células de su organismo que destruyen la enfermedad. Otros, entre los que se incluye Goodkin, aconsejan a los enfermos de SIDA que hagan ejercicio, que dejen de fumar y que intenten adoptar actitudes positivas.

Pero Cassileth y otros médicos piensan que incluso consejos de este tipo pueden tener consecuencias negativas. Para esa la doctora, una vez que la enfermedad está en fase avanzada las actitudes psicológicas tienen relativamente poca influencia. Si un paciente cree estar muriendo por ser incapaz de cambiar una actitud mental negativa, ello puede abrumarle con un injustificable sentimiento de culpabilidad.

Sin embargo, el doctor Ronald Gaser dijo que en los últimos l0 años se ha demostrado científicamente que la mente y el sistema inmunológico se comunican el uno con el otro. El problema es hasta qué punto uno ¡nfluye en el otro.

Algunos de los estudios presentados en el simposio eran contradictorios. La doctora Lydia Femoshok, de la universidad de California, explicó que, según un estudio realizado tras el examen de 18 hombres homosexuales, aquellos con actitudes positivas tenían un mayor número de células que combatían la enfermedad.

Pero según otro estudio realizado por Temoshok con 104 hombres que padecían complejos relacionados con el SIDA, los pacientes con angustias y deteriorados neurológicamente tenían más células para combatir la enfermedad que otros con menos angustias.

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