Freno a las tentaciones
El caso ahora conocido en la Escuela Superior del Ejército, donde estaba destinado el brigada Enrique Bernases, es la consecuencia -ya hay otros similares en los últimos meses- de una práctica habitual en los ejércitos que hoy se quiere cortar de raíz. En los últimos años, habrán sido muy pocas las unidades militares en las que no se hayan desviado fondos para operaciones imprevistas o para cubrir otras cuyos gastos se habían disparado. "No fuméis aquí, que esto es todo gasolina", es una frase humorística muy utilizada entre militares cuando estaban ante una sala de oficiales o una garita construida con fondos previstos inicialmente para adquirir gasolina.Ese tipo de prácticas -también realizadas muchas veces con fondos sobrantes de alimentación del soldado-han excitado en ocasiones la tentación de efectuar los mismos desvíos, pero en beneficio personal. En definitiva, la falta de control era la misma si el dinero desviado era empleado para fines legales o para fines personales.
El 9 de enero de 1987, el teniente coronel de la Armada Carlos Calvete reconocía voluntariamente que había sustraido 297 millones de pesetas de la caja de la Marina, sin que nadie se hubiera percatado de ello. Fue el escándalo que originó el anuncio, por parte de Defensa, de una nueva legislación para regular la contabilidad en los cuarteles. El 29 le junio de ese año, se publicidad una orden ministerial en el Boletín Oficial de Defensa, según la cual todos los gastos e inversiones deben estar sujetas a los Presupuestos Generales del Estado.
A partir de esa fecha, han sido ya varias las sanciones y procedimientos contra militares que seguían realizando prácticas que hasta entonces eran consideradas normales. El Último caso se ha registrado en Valencia, donde seis mandos del antiguo Parque de Artillería han sido llevados ante los tribunales.
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