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Moscú y Tel Aviv, más cerca

Israel carga un navío soviético de víveres para las víctimas de Armenia

"Que llegan los rusos, que llegan los rusos". Con este grito han recibido los cargadores del puerto israelí de Aslidod la llegada del carguero soviético Vitya Novitsky, que tiene como objetivo cargar 80 toneladas de harina, azúcar, café, jabón, ropa y juguetes, destinadas a las víctimas del terremoto de Armenia.Es la primera vez, después de 22 años, que un navío soviético entra en un puerto israelí. La iniciativa es debida al fundador de la emisora de radio La Voz de la Paz, Abby Nathan, que ha acudido al puerto para acoger al carguero soviético. También han estado presentes en la bienvenida el obispo armenio de Jaffo (Tel Aviv), Hano Sharian, y el jefe de la misión consular soviética en Israel, Alexey Baslov.

Israelíes y soviéticos han intercambiado tostadas con vodka made in Israel en el acto mientras La Voz de la Paz erriítía música y canciones rusas. "Me sorprendí bastante, lo confieso, cuando recibí en alta mar un cable de Moscú ordenándome hacer escala en Ashdod para recibir allí una carga israelí. Estaba, sobre todo, sorprendido", dice el capitán del barco, Igor Nikitin, de 54 años. "Pero, después de todo, el mundo entero está cambiando, y como ciudadanos del mundo, nosotros creemos en la paz y la queremos", añadió.

El día anterior, por otro lado, fue inaugurado el primer centro cultural judío. en Moscú. El solemne acto contó con la presencia de altos funcionarios soviéticos del Ministerio de Cultura y de los derechos humanos. Entre los invitados de honor estaban Edgar Bronfman, presidente del Congreso Mundial Judío; Arieh Levine, jefe de la misión consular israelí en Moscú; Elie Wiesel, premio Nobel de la paz.

Particularmente emocionante fue el reencuentro de Yuli Eidelstein con Moscú. Eidelstein, que hace algunos años fue un famoso refusenik, encarcelado en la URSS por "crímenes de sionisVio", es hoy miembro de la delegación israelí presente en la inauguración del Centro Cultural Judío.

Elie Wiesel, por su parte, declaró: "No puedo evitar estar emocionado por las reformas y los cambios sobrevenidos. Y por eso me permito pedir a Gorbachov que llegue hasta el final, que restablezca relaciones diplomáticas con Israel y que contribuya también a conseguir la paz en y alrededor de Israel". El escritor pidió también que "se acabe con la desjudización del holocausto en la URSS", evocando a las víctimas del nazismo en Babi Yar, Ucrania, "donde 80.000 judíos fueron masacrados, pero donde la palabra judío no aparece en ninguna parte sobre el monumento a los muertos".

Mijail Gros, director del nuevo centro cultural, dijo: "Las reformas de Gorbachov nos permiten desarrollar los lazos entre los judíos soviéticos y los judíos del mundo entero". El antiguo refusenik Yuli Eidelstein manifestó por teléfono desde la capital soviética que no oculta su emoción por haber reencontrado a sus viejos camaradas judíos, que esperan todavía sus visados de salida.

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