Insidia sobre Centroamérica

Lo siento. No puedo más. Ni el recuerdo de una pasada admiración por Vargas Llosa me permite seguir. Ni las esperpénticas escenas representadas por los políticos españoles con el tema de la OTAN o la cuestión de la huelga general han endurecido lo suficiente mi estómago como para tragarme un análisis tan falto de inteligencia. Ni siquiera las insidiosas crónicas con las que el señor Comas o el señor Caño llevan bombardeando desde hace años mi sensibilidad hacia Centroamérica.Necesito gritar en el papel. Lo triste es que voy a gritar lo evidente y que al mismo tiempo lo evidente se oculta o se transforma. Si quieren, no se fíen de mis palabras, sería justo; pero antes de aceptar los interesados juicios de Vargas Llosa o de periodistas que ponen la etiqueta de dictadura a Nicaragua porque lo han oído decir, conozcan Nicaragua, conozcan Guatemala y Honduras, conozcan El Salvador y Costa Rica, hablen con gente de allá, con gente que fue y trabajó.

Y con la sinceridad y ternura que se merecen esos pueblos, digan: ¿dónde hay gobernantes con más amor a su pueblo? ¿Dónde más esperanza, más justicia, más verdad, más ilusión, más conocimiento de su historia, más ganas de ser ellos y no asalariados baratos de los yanquies? ¿Dónde?

La esperanza de América y de gran parte del Tercer Mundo es he y Nicaragua. ¿Cómo ignorarlo? ¿Cómo se permite el señor Llosa hablar de que la guerrilla de El Salvador representa a una minoría violenta? ¿Qué representa el señor Duarte? ¿Qué representa la democrática Arena?

¿Cómo es posible tanta incomprensión con gente que sólo quiere vivir en paz y que les dejen ser? ¿Cómo ignorar el paso adelante que representa Nicaragua para todos los americanos empobrecidos por enriquecer a los otros americanos? ¿Con cuáles está Vargas Llosa? ¿Es posible que en todo el país no haya periodistas con el mínimo de sensibilidad y visión política como para lanzar verdaderas informaciones de qué está pasando hoy en Nicaragua, en Honduras, en Guatemala..., en toda América Latina?

¡Oh Dios! ¡Qué triste es! Y más triste es pensar que mi grito de papel va camino de un cesto y el de los nicas ni tan siquiera llega al papel con los periodistas que hay en este País- Carlos Ferrer Sales.