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Sanear las cajas de ahorro norteamericanas costará 40.000 millones al contribuyente

Francisco G. Basterra

El plan de rescate de más de 300 cajas de ahorro insolventes costará al contribuyente norteamericano 40.000 millones de dólares en 10 años, anunció ayer George Bush al presentar la solución al primer gran problema de su presidencia, que ha conseguido salvar sin tener que renunciar a su promesa de no subir los impuestos. Sin embargo, le obliga a una mayor intervención del Gobierno en la economía. Los bancos, las propias cajas y el Tesoro, léase los ciudadanos a través del presupuesto, se distribuirán la cuenta de 100.000 millones de dólares, cantidad en que se calcula el agujero de la quiebra del sistema de instituciones de ahorro.

Bush finalmente descartó la idea de imponer una tasa sobre todos los depósitos (25 centavos por 100 dólares), idea que había provocado una tormenta política en Washington, pero explicó que el plan de saneamiento es "doloroso".El presidente dijo que "no hay garantías" de que los bancos y las cajas no repercutan sobre sus clientes (reduciendo los intereses o cobrando más por los servicios) el coste suplementario que tendrán que enfrentar al ver aumentadas las primas de los seguros que pagan al Gobierno federal por que éste garantice al público la recuperación de los depósitos.

El plan de rescate de las cajas de ahorro, un sector hundido por mala gestión, fraude en muchos casos, la caída del precio del petróleo, excesivos riesgos con préstamos imprudentes y la generosa desregulación del reaganismo, prevé como pieza fundamental la emisión de 50.000 millones de dólares en bonos del Gobierno federal para cubrir los costes de la limpieza y pagar a los ahorradores. Las 350 cajas en peligro serán cerradas o intervenidas.

El dinero necesario para pagar los intereses de los títulos del Estado a largo plazo vendrá, en su mayor parte, de los bancos y de las cajas, que pagarán más por asegurar sus depósitos.

Parte, sin embargo, de los 5.000 millones de dólares en intereses que devengarán anualmente los bonos será pagada por el contribuyente.

El presidente prometió "sanear por completo" el sistema de garantía federal de los depósitos bancarios y que los ahorradores recobrarán siempre su dinero. "Vamos a reformar por completo el sistema para que esta situación no se repita de nuevo", dijo Bush.

Los bancos, que ahora pagaban 83 centavos por cada 1.000 dólares depositados, pasarán a pagar 1,20 dólares y más adelante 1,50. Y las cajas de ahorro, 2,30 dólares frente a los 2,08 que pagaban ahora como seguro por 1.000 dólares de depósito.

El fondo de garantía de los bancos pasa a hacerse cargo también de las cajas. Y el Gobierno federal, rompiendo la tendencia de los años de Reagan, incrementa la intervención y la regulación de las instituciones de ahorro, a las que aplicará similares criterios, más estrictos que los que ahora exige a los bancos.

Medidas anteriores

La Administración de Reagan, en sus últimos meses, ya utilizó 40.000 millones de dólares de fondos públicos para rescatar más de 200 cajas insolventes. El plan de rescate, que deberá ser aprobado por el Congreso, ha sido recibido bastante bien por los políticos, el público y el sistema bancario, que admiten que no había una solución fácil. Sin embargo, los expertos creen que el coste del saneamiento se ha calculado por lo bajo y la cuenta del contribuyente será finalmente muy superior.

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