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'Camellos' de la tercera edad

El fiscal pide 10 años para dos ancianos que introdujeron cocaína en España

Una pensión de 17.000 pesetas al mes "apenas llega para vivir". Así es que Juan M. J. de 73 años, optó por actuar como correo de cocaína. El sueldo por un viaje a Brasil oscila entre las 300.000 y las 400.000 pesetas. El peso del equipaje sólo aumenta unos cuatro kilos al regreso. Un anciano levanta escasas sospechas en las aduanas, y además, los mayores de 70 años difícilmente cumplen condenas de privación de libertad. Esto les conviente, para determinadas mafias, en los traficantes ideales.

Según el fiscal, Juan José, de 78 años y hermano del anterior, participó en la operación aunque sin salir del país. Otra persona de 67 años también transportó droga en el mismo vuelo. Todos ellos están ahora a la espera de juicio en Valencia. Los dos hermanos son antiguos marinos mercantes, hoy jubilados, sin más ingresos que cobrán una pensión. Los tres participantes en la operación no tienen antecedentes penales, según el fiscal.Juan M. J. frecuentaba el bar Los cuatro hermanos, en los alrededores del Paralelo de Barcelona. Unos sudamericanos que también acudían al local le ofrecieron 300.000 pesetas por traer cocaína desde Brasil. Según la propia declaración del anciano, un sudamericano le pagó los pasajes hasta a ciudad brasileña de Porto Alegre en febrero del pasado año.

Al regresar, en un hotel de Valencia, Juan M. J. fue detenido junto a su hermano, que acababa de llegar desde Barcelona. El hermano niega cualquier implicación en los hechos. Juan M. J. introdujo en España, presuntamente, cuatro paquetes de cocaína, en fajas adosadas a la espalda.

Las sospechas iniciales de los agentes aumentaron "al comprobarse que disfrutaba [uno de los ancianos] de una holgada posición económica, en atención a los gastos que se le veía hacer cuando fue sometido a vigilancia y que no suelen ser normales en personas de esa edad y posición social".

El ministerio público pide para cada uno de los encausados 10 años de prisión. Pero legalmente es muy dificil que los mayores de 70 años cumplan penas privativas de libertad. El artículo 60 del Reglamento Penitenciario señala: "Los sentenciados que hubieren cumplido la edad de 70 años o los cumplan durante la extinción de la condena y reúnan los requisitos en los tres artículos anteriores [buena conducta] excepto haber cumplido las tres cuartas partes de la condena, podrán ser propuestos para la concesión de la libertad condicional". Esta libertad suele concederse de forma casi automática.

Las ventajas que las mafias de la droga consiguen por utilizar ancianos no sólo derivan de lo regulado en la legislación penitenciaria. Según la propia policía "los ancianos debido a su avanzada edad podían atravesar con poco riesgo los filtros instalados en puestos fronterizos".

Paradoja

Tras su detención, tanto Juan M. J. como su hermano pasaron varios meses en la prisión de Valencia como presos preventivos. Se daba así la paradoja de que estaban privados de libertad sin haber recaído pena alguna sobre ellos, mientras que una sentencia condenatoria les habría colocado, casi con seguridad, en libertad.Cuando consiguieron la libertad continuaron, presuntamente, con el tráfico de drogas, y fueron detenidos nuevamente. Ahora están en libertad a la espera de juicio.

Tanto José Martínez como su hermano vivían, hasta su última detención, en la barriada barcelonesa del Verdún, una zona obrera donde predominan los inmigrantes. Los vecinos de su escalera no se sorprendieron cuando circuló la noticia de que los ancianos habían sido detenidos. "Hace tiempo que sabíamos que trafican con grandes cantidades", explica una mujer que vive en la misma escalera de los ancianos, a quienes conoce desde hace más de 13 años. La misma vecina cuenta que en cierta ocasión, vio cómo la parte trasera del mueble que Pepe y Juan tienen en el comedor estaba llena de bolsitas con polvo blanco en su interior .

A José se le identifica en el vecindario como el cerebro de la familia, y afirman que a lo largo de su vida se ha dedicado al cortrabando de distintas mercancías. De Juan, explican que es quien se ocupa de los trabajos domésticos. María, otra vecina, recuerda que hace unos 12 años detuvieron en Estados Unidos a Maruja, la entonces compañera de José Martínez, y a la hermana de ésta, italiana. Ambas transportaban mercancía de contrabando que nadie sabe concretar en qué consistía.

Varias familias de la escalera recibieron una carta de Maruja, desde la cárcel, pidiendo un informe de buena conducta que contribuyera a su puesta en libertad. Maruja falleció hace cuatro años y Catalina ya no vive con los hermanos.

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