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El retorno de los brujos

Los 90.000 votos neonazis en las elecciones berlinesas devuelven la política alemana el fantasma hitleriano

Los Republicanos, una candidatura apoyada por las principales organizaciones neonazis alemanas, obtuvieron un 7,5% de los votos y 11 diputados en las elecciones al Parlamento de Berlín. Su inesperado éxito, logrado precisamente en la que fue capital del Tercer Reich, ha conmocionado a la sociedad alemana. Mientras la izquierda y los inmigrantes expresan su alarma, numerosos ciudadanos corrientes hacen suyas las ideas en que se ha basado la campaña de Los Republicanos: xenofobia, mano dura y reunificación de las dos Alemanias. Franz Schoenhuber, antiguo voluntario en las Waffen SS y jefe de Los Republicanos, ha asegurado: "No habrá quien nos pare".

HERMANN TERTSCH, La Cottbuser Tor, una plaza a escasos metros del muro, en el barrio berlinés de Krcuzberg (Montecruz), está sumida en una densa niebla esta tarde de miércoles, tres días después de "la catástrofe", "el desastre", "el aviso", como han denominado algunos políticos al vertiginoso resurgir electoral de la ultraderecha en Berlín.

Tres punks con pelos amarillos y bermejos pasan con sonrisa despectiva ante una furgoneta de la policía. La presencia policial en el conflictivo barrio de Kreuzberg es constante. "Se ven más. Están nerviosos después de lo del domingo", dice uno de los punks.

"Ha habido varios incidentes. Hoy un grupo ha cantado himnos nazis en el metro. Ha habido palizas a alternativos y turcos. Aquí, en Kreuzberg, no osan entrar nazis. Saben que les partimos la cara. La policía está para controlarnos a nosotros", añade otro.

Con 90.000 votos, el 7,5% de la participación electoral, y 11 diputados en el Parlamento berlinés, la extrema derecha logró en Berlín su resultado más espectacular en Alemania desde hace casi 30 años. Los Republicanos se llama el partido que, sin apenas campaña electoral, sin aparato y con apenas 300 militantes hace unos meses en toda la RFA y Berlín Oeste y hoy ya 8.000, ha conmocionado a la clase política alemana. Resurge el fantasma nazi.

"No habrá quien nos pare% di o el jueves pasado en Múnich el jefe de Los Republicanos, Franz Schonhuber. "Berlín ha sido la prueba general; las elec ciones de Baviera (en 1990) serán el estreno, y Bonn, el cartel permanente. Seremos la tercera fuerza política de la RFA".

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Los neonazis en toda Alemania están de enhorabuena, aun que Schonhuber insista en que la ideología de su candidatura es . nacional y demócrata". El partido neonazi NDPD (partido nacional-democrático alemán), que pidió el voto para Los Republicanos, está exultante: "Es una victoria para todos los partidos nacionales., también para el NDPD".

Hora del patriotismo

Al igual que los nazis veteranos, los grupos neonazis de jovencitos ven llegada la hora delpatriotismo. En los colegios de Berlín hay desde hace meses amenazas anónimas contra jóvenes de izquierda o con apellidos supuesta o realmente judíos. "Judío polaco, te vamos a partir tu cara de maricón con nuestras barras de hierro. Firmado, Adolf Eichmann", rezaba la carta que recibió Til, de 15 años, hijo de una familia judía berlinesa.

Jóvenes miembros de los distintos grupos neonazis reparten panfletos por las calles y hacen circular programas de ordenador con los que se puede jugar a "liquidar turcos" o a, "convertir judíos en humo".

Como declara el joven neonazi Gúnther H., de 22 años, "los alemanes estamos ante una guerra de raza,;. Tenemos que expulsar a los extranjeros e impedir que se mezclen con nosotros.

Mis valores son la raza, el pue blo, la familia, el espacio vital, los principios germánicos: lealtad honor, camaradería y cúmplimiento del deber", asegura muy serio, cabeza rapada, camisa negra y pantalón militar.

El NDPD no puede presentarse a las elecciones en Berlín, donde existe una estricta prohibición de las potencias aliadas a cualquier actividad o simbología nazi. Schonhuber ha sido la solución. Mano dura frente al enemigo interior, la izquierda verde y marginal, mano dura frente a la amenaza étnica y la pérdida de la identidad alemana por la inmigración, y mano dura contra el enemigo exterior, el comunismo. La reunificación alemana es un .encargo divino", según Schonhuber. Para cumplir encargos de tan altas instancias, cualquier método es bueno, se supone.

Schonhuber, bávaro, es un agitador y demagogo que conoce el oficio después de una larga carrera como periodista. En la guerra demostró su entusiasmo por la causa nazi alistándose voluntario en las Waffen-SS, unidades de elite de las SS nazis que cometieron crímenes atroces. Su libro apologético sobre sus experiencias en las SS es lectura de cabecera de nostálgicos. Está ya en su 141 edición.

Schonhber se dirige siempre al "alemán decente", ataca con virulencia a los "grupos de terroristas y caóticos de la izquierda" y al "entreguismo" de la derecha, pide un renacimiento del patriotismo y el fin de la mala conciencia alemana por los crímenes de la guerra.

"Vamos a conquistar la capital del imperio alemán", había dicho en la campaña berlinesa. Sus expectativas se han visto superadas por la realidad. Su programa electoral es un cúmulo de promesas patrióticas y de ley y orden, apoyadas en cuentas de la lechera. "Frente a 97.000 parados en Berlín, tenemos 91.000 extranjeros trabajando". Conclusión lógica, por tanto, es expulsar a los camareros turcos y a las legiones de mujeres de limpieza de Anatolia. Ya está. Berlín con pleno empleo. Soluciones simples para patriotas entusiastas.

Arengas populistas como "Alemania debe seguir siendo el país de los alemanes", "hay que rearmar a la policía", "garantizar la supervivencia de la raza alemana y de su espacio vital ecológico" se entremezclan con promesas que no dicen absolutamente nada. "Hay que garantizar el empleo cualificado a las mujeres, pero también su capacidad natural de ser madres y núcleo de la unidad fámiliar".

El electorado real

¿Vuelven los nazis?, se pregunta ba la Prensa extranjera tras el resultado electoral de Berlín. ¿Vuelven precisamente en la antigua capital del imperio alemán? "Aún no", dicen los miembros de la Redacción en Berlín del diario alternativo de izquierda Taz, pero el resultado de Los Republicanos demuestra la tendencia política real de gran parte del electorado de la derecha tradicional de la Unión Cristiana Democrática (CDU).

"La canalla de derechas, el discurso político de la taberna, se refleja ahora electoralmente; la ciudad se ha quitado la máscara", señalan. Los Republicanos son la mezcla ideal de desencantados de la derecha tradicional, nazis eternos, xenófobos y autoritarios. Su jefe en Berlín es un policía, en la directiva hay varios agentes del orden, ex miembros del partido nazi NDPD y fugados de la CDU por la supuesta "falta de resolución" de este partido en relación con los inmigrantes y la seguridad ciudadana.

Los resultados de Berlín causaron alarma. En Kreuzberg y en otros puntos de Berlín se multiplicaron las pintadas de "extranjeros sí, nazis no". El domingo y el lunes, miles de berlineses se manifestaron contra Los Republicanos. Recordaron en pancartas las elecciones de 1933, cuando Hitier accedió al poder por vía democrática. "Aprended de la historia".

"Me preguntas que dónde están los votantes de Los Republicanos. Pues en todas las tabernas de Berlín", dice un verde. En general, son reticentes a reconocer su voto. Una pareja de jubilados en el Grúner Garten, una taberna típica alemana, en Kreuzberg, asegura haber votado a la CDU, pero está totalmente de acuerdo con el programa electoral repúblicano.

Bajo la mirada del camarero yugoslavo aseguran que "esto no puede seguir así. Mi nieto no tiene trabajo ni casa. Nos desmantelan las prestaciones de la seguridad social a los alemanes y se gastan el dinero en supuestos exiliados que nadie persigue políticamente. Sólo están aquí pormotivos económicos. Si no solucionan esto pronto sí que va a haber radicalismo. Con la eterna historia del nazismo de hace 50 años parece que los alemanes tenernos que financiar a todos los pueblos del mundo".

Las grandes bazas de Los Republicanos han sido los problemas de vivienda, de los extranjeros y de orden público. En Berlín Oeste, rodeado por completo por el muro, no hay espacio físico para la construcción de viviendas. "Habrá que pedir a los aliados que entreguen a la ciudad parte de los terrenos que confiscaron en 1945 o alguno de sus cuarteles", sugieren los verdes. Es tina solución problemática. La presencia aliada es vital para la ciudad.

Sin embargo, el problema de los extranjeros, la riada de exiliaolos del Tercer Mundo y del este de Europa que llega a Berlín y la RFA es, sin duda, el caballo de Igatalla de la ultraderecha. Los seguidores de Schorihuber se entusiasman ante la perspectiva de limpiar Kreuzberg y otros barrios de la masiva presencia de turcos, yugoslavos, polacos, tamiles e iraníes.

"Ya está bien"

"Si los franceses o los británicos no dejan entrar a negros, nadie protesta. Si lo hacemos los alemanes, en seguida somos nazis. ¡Ya está bien! ¿Qué haríais si tuvierais en España cuatro millones de árabes?', dice molesta la tabernera de la cervecería junto al Planufer.

Mientras habla cruza el puente un grupo de jovencitas turcas con la cabeza cubierta por sus clásicos pañuelos. Los anuncios luminosos invitan a restaurantes griegos, turcos y yugoslavos y tiendas con nombre turco en su mayoría.

A pocos rretros de allí, un joven turco, en su diminuta tienda de kebab, reconoce estar preocupado. "Los nazis son criminales aquí, en Turquía y en todas partes. Hay que luchar contra ellos porque siembran el odio. Pero cuando en el metro se meten con nosotros, la policía no hace nada. Cuando un turco se porta mal, en seguida van a por él. Yo no tengo problemas con los alemanes, en Kreuzberg vive gente muy buena".

En los muchos bares nocturnos de Kreuzberg, donde se reúne la juventud estudiantil y marginal de Berlín, el resultado de Los Republicanos se: achaca a la política de la CDU. "Quien califica a los extranjeros como seres de segunda categoría tiene que saber que muchos berlineses pedirán que se les trate también como tales".

Muchos reconocen que ha sido parte de la izquierda la que ha dado a Los Republicanos el eco que le permitió este resultado. Los grupos violentos que asediaron la reunión del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial el pasado año y los graves incidentes habidos la primavera pasada en Kretizberg incrementaron la "añoranza, de orden" entre los llamados bienpensantes.

¿Antifascismo contraproducente? Quizá. Por exceso o por defecto. El nazismo es marginal en Berlín y en la RFA. El voto ultraderechista es ante todo un voto xenófobo. Si no se logra conjugar los intereses de la población alemana más pobre y de la inmigración, "esto, Los Republicanos, puede ser sólo el principio".

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