_
_
_
_
_
CONVERSACIONES EUROPEAS

Cavazza: "Extranjero será sólo lo no europeo"

Juan Arias

"Con la construcción de una Europa comunitaria estamos levantando un edificio que hace imposible la guerra en un territorio que desde los tiempos de san Agustín, hace 16 siglos, vivió siempre entre enfrentamientos armados" afirma Fabio Luca Cavazza, fundador en 1951 de Il Mulino, la prestigiosa asociación cultural y política que hoy cuenta con una revista, una editorial que publica una obra cada dos días y un centro de investigación, el Instituto Carlo Cattaneo, de Bolonia.

Según Cavazza, cuya obsesión desde joven estudiante fue la idea de Europa, el edificio que se está levantando es una verdadera "revolución", que además es inédita, ya que se trata, dice, "de la primera revolución en el mundo fundada sobre los procedimientos y no sobre la violencia". Y añade: "Todas las revoluciones del pasado supusieron un acto de violencia, mientras que nosotros, con la construcción de la Europa de los doce, estamos llevando a cabo, sin más armas que un trozo de papel, una revolución de la que no nos damos cuenta porque es hasta trivial, es decir, sin héroes en el sentido tradicional. Monnet lo entendió muy bien cuando introdujo prin cipios administrativos como la no discriminación entre los países. Esto e,- tan extraordinario que debería hacerse conciencia histórica y política".Cavazza, a sus 60 años, tras haber trabajado activamente en 11 Mulino y haber sido consejero de administración del diario La Stampa y durante cinco años director responsable de Il Sole 24 Ore, que bajo su dirección pasó de 60.000 a 200.000 ejemplares, ha decidido dedicar todo su tiempo a hacer de consejero europeo para empresas y bancos de los diversos países de la Comunidad. Y a escribir para traducir al lenguaje común toda la riqueza contenida en el Libro Blanco de la Comunidad, "un documento ilegible", dice, "como todos los escritos por burócratas, pero que contiene ya todo el edificio de la futura Comunidad". De ahí, dice, el que se equivoquen quienes piensan que la CE "ha caído del cielo por sorpresa, como un meteorito, cuando en realidad existe una verdadera memoria histórica europea, que arranca ya de la reunión en Roma en 1953 de los viceministros de Exteriores de la naciente Comunidad".

Pensamiento común

Para traducir al lenguaje de la calle dicho libro blanco, indispensable, dice, para poder entender lo que saldrá de los objetivos de 1992, está a punto de aparecer su obra Aprendamos Europa, publicada por Il Mulino.

Según Cavazza, es urgente un cambio radical de "mentalidad" para poder, sin dejar de ser español, o italiano, o francés -cosa, afirma, que sería monstruoso-, poder adquirir un "pensamiento europeo común".

Tendrán que entender, dice, los propietarios de las firmas de productos, por ejemplo, que ya no podrá haber oficinas comerciales "Italia y extranjero", entendiendo por extranjero un país de la Comunidad. Extranjero será sólo lo que no es Europa. Y lo mismo que hoy nadie'se pregunta si la empresa Goodyear es de Washington o de California, sino que nos basta saber que es norteamericana".

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Lo importante, además, en el campo del comercio, es que Europa, como Estados Unidos, Japón o la URSS, acabe siendo un mercado continental. Contraríamente, según Cavazza, no será nada. Y pone un ejemplo: "Si concebimos a Europa", explíca, "como 12 colmenas separadas, el que dirigirá el producto no será un europeo, sino un americano o un japonés. Si al revés, de las 12 se hace una sola, entonces el responsable de dicha miel sí será un europeo".

El mismo problema se plantea con la información. Según Cavazza, será necesario un "periódico europeo". Pero para empezar, segun él, habría que contentarse con una experiencia de dos años de algo muy sencillo, publicado lo más cerca posible de Bruselas, por un equipo de 30 redactores, que hagan una experiencia de vida juntos y aprendan, "a comentar las noticias de los diversos países de la Comunidad con espíritu europeo". Al principlo de bería salir sólo dos o tres veces a la semana, y después ya diario. Pero lo importante es crear, dice, dicho equipo con dicha mentalidad, cosa que aún no existe. "Yo me comprometería", dice riendo, "a realizar dicho proyecto mañana mismo". ¿En qué lengua? "Por supuesto, en inglés. Hay que aprender", dice, "a escribir en inglés. Después podrían hacerse traducciones, pero el diario deberá salir en inglés".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_