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Los soviéticos reabren un paso vital en Afganistán

Fuerzas militares soviéticas estacionadas en Afganistán desencadenaron duros ataques contra los guerrilleros que bloqueaban desde días atrás el desfiladero de Salang, vital para los suministros de alimentación a Kabul, la capital del país, y lograron reabrir dicha ruta, confirmó ayer en Islamabad un alto dirigente de los muyahidin. Los ataques aéreos y el fuego de artillería causaron decenas de muertos entre los rebeldes, señaló la agencia Tass, mientras la situación de Afganistán se complica progresivamente a pocos días del 15 de febrero, fecha en que las tropas soviéticas deben completar la retirada del país según los acuerdos firmados por Moscú en Ginebra en abril del año pasado.

El jefe de la alianza de siete partidos de la resistencia afgana contra el régimen prosoviético de Kabul, Burhanuddin Rabbani, pidió ayer al secretario general de las Naciones Unidas, Javier Pérez de Cuéllar, que ordenara personalmente una investigación sobre los ataques aéreos soviéticos en Afganistán. Dichas acciones militares, "sin precedentes en el norte de Afganistán, causaron la muerte de gran número de civiles inocentes", afirmó Rabbani en una conferencia de prensa celebrada en Islamabad.Según esta fuente, las provincias más gravemente afectadas son las de Panchir, Takhar y Baghlan, al norte de Kabul. El pasado lunes, fuerzas afganas y soviéticas iniciaron el bombardeo al norte y al sur del paso de Salang para intentar la reapertura de esta vía y permitir el abastecimiento de alimentos en Kabul, gravemente afectado por el conflicto.

El dramático incremento de la actividad bélica ha tenido sus reflejos en la situación diplomática. Austria e Italia decidieron ayer cerrar provisionalmente su embajada en Kabul, después de que el viernes hicieran lo propio Estados Unidos, el Reino Unido, Francia y Japón. El Gobierno afgano denunció que se había desencadenado una "guerra psicológica" por parte de los países occidentales que resolvieron retirar a sus diplomáticos de Kabul. "Durante nueve años fueron las fuerzas afganas y no las soviéticas las que garantizaron la seguridad de las embajadas. Esas fuerzas son capaces de continuar manteniendo esa protección", afirmaron las autoridades afganas.

Falta de confianza

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La falta de confianza de Moscú en la capacidad del máximo dirigente afgano, Najibulá, y sus partidarios para controlar la situación tras la completa retirada de las tropas soviéticas se filtraba ayer en los medios de comunicación de la URSS, que reiteraban sin comentarios la condena afgana al éxodo de las embajadas occidentales en Kabul, informa Pilar Bonet desde Moscú.

La información suministrada ayer por los medios de comunicación soviéticos sobre la situación en Afganistán era más bien parca, si se tiene en cuenta la importancia del tema y juzgando con criterios occidentales. La radio soviética seguía repitiendo en sus boletines de noticias de la tarde la nota difundida el día anterior por los representantes afganos. "La decisión de los Estados occidentales sólo se puede valorar como un intento de socavar la confianza de la opinión pública internacional en la capacidad del poder estatal de defender la ciudad de los extremistas", decía el mensaje.

Por su parte, el periódico Sovietskaia Rossia, en un reportaje fechado en Kabul, aseguraba que "en confusa situación existente en Afganistán es muy dificil pronosticar el futuro".

Najibulá controla, según Sovietskaia Rossia, el importante centro estratégico de Afganistán, pero una significativa parte del territorio del país está en manos de la oposición. Un funcionario del Partido Popular Democrático de Afganistán (PPDA) decía a Sovietskaia Rossia que hasta 800.000 personas están dispues tas a resistir "hasta el final" ante la oposición. Se trata de 200.000 miembros del partido gubernamental y sus familias. "No vamos a esperar con los brazos cruzados, como corderos, a que vengan y nos degüellen", decía el entrevistado, Guliam Nabi. "Por eso, los que vaticinan una rápida victoria de la oposición están muy confundidos", añadía.

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