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Norman Foster aboga por una arquitectura tecnológica y amable para el usuario

"La tecnología es importante en un proyecto arquitectónico y lo ha sido a lo largo de toda la historia, pero también son importantes el espíritu con que se acomete el proyecto y la gente que lo realiza o lo va a utilizar", dijo a este diario el arquitecto británico Norman Foster, autor de renombradas realizaciones arquitectónicas en todo el mundo y considerado uno de los adalides de la arquitectura tecnológica, pese a que él matiza esta catalogación. Foster, que inauguró el martes una exposición de sus proyectos en el Colegio de Arquitectos, regresará pronto a Barcelona para presentar el proyecto definitivo de la torre de comunicaciones de la ciudad.

"Me gustaría pensar que en la conferencia que acabo de dar [durante la que Foster comentó los detalles y el funcionamiento práctico de algunos de sus proyectos] ha quedado claro que la tecnología no es, por sí misma, lo más importante de la obra arquitectónica; se trata de algo más global, una aproximación al proyecto que utiliza la tecnología que la época puede ofrecer, pero contempla otras variables humanas y de la naturaleza"."La tecnología", afirma Foster, "ha sido importante siempre en Arquitectura y los edificios del pasado que hoy nos parecen modelos de sencillez y armonía, fueron en su momento alardes tecnológicos muy diferentes del promedio de lo que se construía y en parte esa utilización de la tecnología es lo que los ha hecho duraderos y por lo que son aún muy interesantes. Todas las ciudades, la propia ciudad de Barcelona, son un testimonio vivo de la tradición tecnológica, que ya era muy poderosa en el pasado, en el mismo sentido en el que la tradición urbana corresponde al diálogo naturaleza-hombre".

Un ejemplo próximo de la preocupación de Foster por la durabilidad e impacto en el medio de sus proyectos es la torre de comunicaciones de Collacrola, en Barcelona, cuyo proyecto definitivo se presenta el próximo mes de febrero y cuyas obras se iniciarán en mayo próximo. "Ciertamente", dice Foster, "hemos proyectado una torre distinta de las convencionales, pero las diferencias no son gratuitas, sino que creemos que responden a la presencia del futuro y a la necesidad de una construcción elegante, delicada y que provoque el mínimo impacto en su entorno; hasta ahora, las torres de comunicaciones se parecían a chimeneas de fábricas, pero creemos que esa analogía es obsoleta; por el contrario, tratamos de hacer una torre que sea como una escultura, pero enraizada en la lógica y la razón".

El arquitecto, que aprovechó el día de ayer para conocer de cerca los proyectos y realizaciones urbanas barcelonesas, añade que creo que es una torre que consigue más utilidad con menos complejidad y además aprovecha tecnologías ya existentes y fácilmente aplicables".

Proyectos 'humanos'

Foster es autor de proyectos espectaculares y diseminados por todo el mundo, como el Banco de Hong Kong, el centro de arte contemporáneo y mediateca de Nimes (Francia), la nueva terminal del aeropuerto de Sansted (Inglaterra), los estudios de Televisa, en México, o el proyecto, actualmente en curso, para el rediseño de 50 hectáreas en la zona londinense de King's Cross.Respecto a este proyecto, Foster explica que "el desafio arquitectónico que representa es el de hacer algo humano, responsable para con el medio ambiente y amable para los usuarios; creo que el proyecto que hemos elaborado devuelve la zona a un tiempo en el que la industria, la vivienda y los espacios abiertos podían coexistir y la convierte en un lugar sensible, habitable y habitado todos los días de la semana, a todas horas, resolviendo el problema de desertización nocturna de los núcleos urbanos. Además, creo que hemos logrado un marco en el que podrán trabajar juntos los mejores arquitectos europeos, como Jean Nouvel o Rafael Moneo".

Foster es, al margen de su profesión, un apasionado de la aeronáutica, hasta el punto de que suele desplazarse con su avión particular a reacción y que, al final de su conferencia, mostró una foto del avión norteamericano SR-71 Blackbird como ejemplo de resolución elegante de unos requerimientos técnicos y estructurales. "En la creación de los edificios del futuro hay múltiples paralelos con el diseño aeronáutico", dice, "y la arquitectura tiene mucho que aprender tanto de los aviones antiguos como de los modernos, de su versatilidad, de la curabilidad de algunos elementos y de la capacidad de la aeronautica de integrar los sucesivos cambios tecnológicos".

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