Boris Eltsin: "Gorbachov, debes estar atento"
El 'kamikaze' del PCUS dice que la 'perestroika' se ha debilitado
"Confío en la perestroika. Antes o después, la perestroika volverá confiar en mí". El viejo comba tiente está preparado. Un año después de la expulsión de la dirección, con la derrota frente a los conservadores, que le expulsaron de la dirección del PCUS de Moscú, Boris Eltsin presiente que s purgatorio político está acaban do, denuncia los retrasos de la perestroika, pide a Gorbachov que no deje a medias la renovación va al ataque de su gran adversario Egor Ligachov y, mientras tanto, piensa en bajar al campo de batalla en la campaña electoral para el nuevo Parlamento."Creo que Gorbachov y yo daremos un paso hacia adelante", anuncia Eltsin. "Sé que sintió condenarme e incluso que en aquel momento fue el compañero más leal. Ha llegado la hora de decir que esta fractura entre nosotros fue creada totalmente por Egor Ligachov. Y ahora, si toda vía se mantiene a flote, no creo que Ligachov pueda continuar con esta labor. Yo espero, pero en el próximo congreso, si no se me hace justicia antes, volver a pedir mi rehabilitación política Quiero que sean borradas aquellas palabras que definían mi Posición 'políticamente errónea'. Los hechos están demostrando que no es así".
Pregunta. Boris Nikolaievich Eltsin, los periódicos occidentales dicen que usted es el kamikaze de la perestroika. Ha atacado, ha perdido, pero no se ha resignado. En este momento ¿qué balance hace de este último año de tensiones en la cúpula soviética? ¿Se ha reforzado la perestroika?
Respuesta. Desgraciadamente, debo responder que no. Cierto, se han realizado cambios y avances en la democracia, en la glasnost y en las reformas. Sin embargo, los resultados no son los que esperábamos ni los que necesitábamos. No debemos olvidar que comienza el cuarto año de perestroika. Y después de cuatro años tendríamos que estar mucho más avanzados de lo que estamos.
"Esperan el momento"
P. ¿Pero no es hoy más fuerte Gorbachov que hace un año?
R. En el plano personal sí. Ahora los conservadores se han ocultado en el fondo de la perestroika y esperan que llegue el momento justo. Los últimos cambios han premiado a los dirigentes gorbachovianos. La política externa siempre es más notoria que la política interna, y esto es una paradoja sobre la que hay que reflexionar. Sumando todos estos elementos se puede llegar a la conclusión de que Gorbachov es más sólido; pero en sus posiciones personales, más que en su política.
P. ¿Está diciendo que la suerte de la perestroika no coincide con la suerte de Gorbachov?
R. Simplemente digo que los resultados concretos del nuevo período son menores que lo que la gente esperaba.
P. ¿Y dónde, en su opinión, es más evidente el retraso?
R. La reforma económica está, de hecho, paralizada; en el plano social, las actuaciones son escasas; en la democratización, lo que debía correr apenas camina; los medios de comunicación se están apagando, concentrados como están en los años treinta más que en los problemas actuales, e incluso en la política de mandos no se hace todo lo que sería necesario para una verdadera renovación.
P. Por todo lo que dice no parece, en absoluto, arrepentido de las críticas que hace un año le costaron el cargo. ¿Es cierto?
R. ¿Y por qué debería arrepentirme? En la esfera social no veo cambios para convencerme de haberme equivocado en mi denuncia. Al contrario, en una parte de las cuestiones que denunciaba -desde los suministros alimenticios a los bienes de consumo, a los servicios- se han tomado decisiones que comparto; pero se trata, en efecto, sólo de decisiones: la gente espera resultados, la distancia es grande.
P. Gorbachov declaró que usted había arruinado "la unión de todas las fuerzas" necesaria para el éxito de la perestroika. Ahora, tras el encuentro público entre conservadores y progresistas, aquella unión ha saltado por los aires. ¿Cuándo comenzó, según usted, a resquebrajarse el pacto de la. cúpula?
R. Creo que mi discurso agitó la cúpula como si fuera un choque, revelando la tensión latente. Nunca había sucedido antes que la dirección fuese acusada en un pleno. En verdad, tampoco ha sucedido después. Por entonces era absolutamente necesario mostrar a la gente la uniformidad del grupo dirigente.
P. ¿Considera como su victoria política la degradación de Ligachov, que ha perdido la dirección de Ideología y ha pasado a Agricultura?
P. Sinceramente, todavía es poco; sería necesario ir hasta el fondo.
P. ¿Hasta dónde?
R. Mire, yo en su lugar habría dimitido hace ya tiempo. Inmediatamente después de la conferencia. Se cubrió de vergüenza cuando quiso decir delante de todos que ellos cuatro habían creado a Gorbachov. Fue un intento de tomar al secretario como rehén; es más, de comprometerlo. Creo que Gorbachov necesitó un gran control para no reaccionar. No había oído hablar a nadie de ese modo tan cínico. La gente lo ha entendido, como demuestran las centenares de cartas que recibo y que preguntan: "¿Cuándo se va Ligachov?".
Castigo a medias
P. Debe ser más claro en un punto. ¿En su opinión, Ligachov ha sido degradado o no?
R. Hablaría de un castigo a medias. Ha intentado personalizar la batalla y se le ha puesto en su sitio a tiempo. Pero todavía sigue allí. Diría que es una especie de condena con la condicional.
P. ¿Existen coincidencias entre los conservadores y Ligachov? ¿De verdad estaba y está solo?
R. Si usted quiere decirme que la cúpula todavía no se ha renovado completamente, como se debería, yo le respondo que es verdad.
P. Después de la emergencia-terremoto, la impresión es que se va desde una alianza Gorbachov-Ligachov, interna totalmente al Politburó, hacia un ticket Gorbachov-Rishkov, jefe del Estado y jefe del Gobierno. ¿Es una impresión justa?
R. Es necesario considerar que Ligachov, oficialmente, nunca ha sido el número dos. Pero, para nosotros, quien dirige el secretariado es de hecho el segundo, y Ligachov lo dirigía. En los últimos meses todas las decisiones han sido firmadas por Gorbachov, y el secretariado no lo dirige nadie. En cuanto a Rishkov, es justo y lógico que en la URSS, como en cualquier país del mundo, el presidente del Consejo de Ministros sea el número dos.
P. ¿No cree que, a pesar del compromiso de Rishkov y Gorbachov, el terremoto, con la rebelión de Karabaj, ha realzado la crisis de la política soviética de las nacionalidades?
R. En realidad no ha habido ninguna política, ningún programa, ningún proyecto para las nacionalidades. Se pensaba que la cuestión estaba resuelta de una vez por todas. Los hechos demuestran que no es verdad. ¿Cómo se puede incluir en el Politburó al secretario de Azerbaiyán y no al de Armenia? La gente ve, la gente entiende, hasta que la gente se rebela.
P. Sin embargo, la crisis no sólo afecta al Cáucaso. ¿Qué opina de los movimientos autonómicos de Estonia?
R. Que es un proceso lógico e interesante. No es necesario reaccionar con el pánico, a menos que se impongan el espíritu nacionalista y los extremismos. Sin embargo, para mí el frente popular es positivo porque rompe la apatía política asfixiante. Sin duda, cuando la sociedad se despierta, cierto desorden es inevitable.
P. Pero el frente corre el riesgo de no poder elegir diputados a sus representantes, como muchos otros grupos no oficiales, mientras que organizaciones burocráticas menores tendrán sus propios diputados. ¿Qué piensa?
R. Estos riesgos existen, y temo que con el nuevo sistema acabemos confundiéndonos nosotros mismos, dejando en casa a los mejores. Incluso en el partido no está nada claro cómo funcionará esta máquina. Yo sigo convencido de que es necesario llegar a las elecciones directas, universales, con votación secreta, muy simples y comprensibles para todos.
P. ¿Qué piensa de la bomba alimenticia latente en la perestroika?
R. Que tiene razón quien dice que tenemos un año, quizá dos, para reformar el comercio, antes de que la gente empiece a rebelarse. La crisis alimenticia demuestra que tácticamente la perestroika es gestionada de forma inadecuada. El campo es demasiado amplio, abarca todo. Era preciso decidir antes las cuestiones políticas y concentrar todas las fuerzas en los problemas referentes a la vida del hombre.
P. Actualmente, en el cuarto año de perestroika, ¿Gorbachov todavía corre algún peligro o está a salvo?
R. Créame, es conveniente estar alerta, incluso en estos momentos. Todavía es posible un cataclismo.
Copyright EL PAÍS / La Repubblica. Traducción: Clara de Marco.
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