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Violenta ofensiva contra la disidencia en la RDA y Checoslovaquia

Las autoridades de la República Democrática Alemana (RDA) y Checoslovaquia han lanzado una violenta ofensiva contra grupos disidentes, con un total de más de 170 detenidos el mismo día en que firmaban en Viena el documento de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa. En Praga, la policía checoslovaca disolvió ayer por segunda vez en dos días una concentración en en centro de la ciudad en conmemoración de la autoinmolación de Jan Palach hace 20 años en protesta por la invasión soviética. El domingo se manifestaron 2.000 personas en plaza de San Wenceslao de las que 90 fueron detenidas y varias resultaron heridas.En la ciudad alemana oriental de Leipzig, 800 personas se manifestaron en solidaridad con siete detenidos en días pasados, convocados por la Iniciativa para la Renovación Democrática de Nuestra Sociedad. Más de 80 manifestantes fueron detenidos. Poco después de la acción policial se produjeron nuevas concentraciones de solidaridad en Leipzig, Naumburg y Zwickau. En Weimar fueron condenadas varias personas que habían ocupado una Iglesia para forzar su emigración a Occidente, según fuentes no confirmadas. Ciudadanos de la RDA que han ocupado embajadas de la RFA en diversas capitales del Este han logrado, al parecer, su salida hacia Occidente. La espiral de protestas y descontento en la RDA sigue escalando.

Nerviosismo

La coincidencia de estas acciones represivas con la firma del documento de Viena es más que incómoda para Praga y Berlín Este. Demuestra una vez más el nerviosismo de estos dos regímenes ante las crecientes movilizaciones de descontento entre su población y probablemente les acarree condenas públicas en la sesión de clasura de la CSCE de Viena. Por un lado, estos países socialistas, opuestos o reticentes a una apertura similar a la que realizan sus aliados, como la URSS, Polonia y Hungría, tienen gran interés en proseguir la distensión Este-Oeste.

Sin embargo, sus autoridades ven un grave peligro para su estabilidad en la reactivación de la opinión pública que se está produciendo al amparo de la política soviética y quieren dar muestras claras de su poder y su disposición a acallar a la disidencia.

La Prensa checoslovaca señalaba ayer que la policía había abortado la "provocación de Praga" en términos que parecen confirmar la línea dura del régimen contra una juventud cada vez más activa en la protesta desde que el 20 de agosto pasado se manifestó por primera vez en favor de la libertad de expresión y el pluralismo en el aniversario de la Invasión soviética de 1968.

Berlín Este y Praga, que hasta hace poco más de un año veían las movilizaciones populares como un problema de países vecinos como Hungría y Polonia, se enfrentan ya al mismo reto de una población cada vez menos atemorizada y más decidida a reclamar derechos civiles.

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