Damaso González se retira, desmoralizado de la fiesta
El veterano diestro albacetense Dámaso González ha tomado la decisión de no torear en la presente temporada porque, según afirma, se encuentra desilusionado y desmoralizado de muchas de las cosas que ocurren en la fiesta. "Estoy, además, cansado", dice, "y necesito este paréntesis de un año, en el cual espero recuperar nuevas ilusiones y fuerzas. Si esto sucede, como deseo, reapareceré en 1989".
Dámaso González, de 40 años, que ya señaló que la pasada feria de Albacete posiblemente sería la última que toreara, no ha querido ser más explícito sobre las razones concretas de su retirada y ha prometido que "tiempo habrá en el futuro de comentar otras particularidades de la fiesta".Medios próximos al torero aseguran que, en efecto, está desmoralizado, pues últimamente le han afectado diversas circunstancias negativas, desde el trato injusto que ha recibido de las empresas, que le han obligado a lidiar las corridas más duras, hasta una rentabilidad económica por debajo de lo que debería corresponder a lo mucho que ha toreado y a los grandes sacrificios que le ha supuesto su actividad profesional.
Las mismas fuentes indican que González hará una excepción en su retirada y toreará la tradicional corrida a beneficio de la Asociación Protectora de Niños Subnormales de Albacete (ASPRONA), en la que ha participado durante casi 20 años, y en la que entregaba sus honorarios a la institución.
Asimismo señalan que caso de reaparecer en 1990, González se plantearía una campaña de despedida por las plazas españolas de mayo importancia, tal y como va a hacer este año Ruiz Miguel.
La decisión del diestro ha sido largamente meditada después de su floja última temporada, en la que solamente actuó en 26 ocasiones, quedando en los lugares medios del escalafón, cuando a lo largo de sus 20 años de matador de toros siempre quedó entre los diez primeros, llegando a encabezar el escalafón en 1979.
González, que se ha dado de baja en la Seguridad Social, comunicó recientemente que se retiraba a sus apoderados, los hermanos Martínez Uranga, Chopera Chicos, que estaban dependientes de lo que dijese el torero para negociar o no sus contratos en las primeras ferias importantes del año, en Castellón y Valencia.
Babelia
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