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GOLPE AL TERRORISMO

La policía francesa vigiló durante dos días el lugar en que fue detenido el máximo dirigente de ETA

La policía francesa detuvo el miércoles a José Antonio Urrutikoetxea, Josu Ternera, gracias a la vigilancia que había establecido desde dos días antes en torno a la casa de Bayona que el máximo dirigente de ETA acababa de abandonar poco antes de su arresto. Pese al hermetismo oficial, fuentes policiales de uno y otro lado de la frontera apuntan que la detención de Urrutikoetxea no ha aportado hasta el momento datos relevantes a las investigaciones contra la organización. Se sabe, sin embargo, que la Policía Judicial francesa ha efectuado otros registros domiciliarios, al parecer infructuosos, en los alrededores de Bayona.

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También se sabe que Josu Ternera no residía habitualmente en la casa de la avenida de Coq de la Nive, de la citada localidad del País Vasco francés, en la que fue arrestada Elena Beloki, integrante de la ejecutiva de ETA detenida en la misma operación. Algunas fuentes señalan que el dispositivo de vigilancia establecido en torno a la casa, un edificio bifamiliar de tres plantas, fue consecuencia del seguimiento policial de que era objeto Beloki desde días antes.El máximo dirigente de ETA fue interrogado en la tarde de ayer en la sede de la Policía Judicial de Bayona. Su traslado desde las dependencias de la comisaría de la misma ciudad francesa, sobre las 16.30, fue efectuado en medio de un fuerte dispositivo policial y entre los gritos de ánimo y de protesta de sus familiares, que aporrearon el coche en el que fue conducido.

Urrutikoetxea iba con la cabeza agachada, escondiendo su rostro a las cámaras de los fotógrafos, y no respondió a los gritos de sus familiares.

La detención del activista se produjo, pasadas las siete de la tarde, en las proximidades de la citada finca, situada junto a una estrecha carretera que bordea en ese punto el río Nive. Los policías, que vigilaban discretamente la zona, observaron la llegada a la casa de un individuo que viajaba en motocicleta en compañía de una mujer.

Un falso pinchazo

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Cuando la pareja abandonó la finca, varios de los policías se apostaron en la carretera, en un lugar algo distante, simulando reparar un pinchazo. Al paso de la motocicleta, varios de estos funcionarios policiales se abalanzaron sobre sus dos ocupantes aprovechando la reducción de velocidad de la motocicleta, de poca cilindrada. Josu Ternera logró hacerse con su pistola y efectuar un disparo errático, pero fue reducido por cuatro funcionarios de la Policía Judicial tras un duro forcejeo. Algunas informaciones dan cuenta de que los policías llegaron a esposarle los pies para lograr inmovilizarle definitivamente, pero este dato no ha sido confirmado.

El hombre fuerte de ETA portaba, además de la pistola, una granada de mano, que no llegó a utilizar. Su acompañante es una ciudadana francesa, de nombre Agnes Cerlo, que se encuentra igualmente detenida. Los efectivos policiales penetraron a continuación en la casa y detuvieron a Elena Beloki y a los propietarios de la finca, Battitta Larzábal, Jacqueline Idiart y Claude Harlouchet.

Este último, candidato electoral de Euskal Batasuna en las últimas elecciones celebradas en el País Vasco francés, es el dueño de la vivienda contigua a la que albergaba a Elena Beloki y fue puesto ayer en libertad. Los otros dos ciudadanos franceses están considerados igualmente como simpatizantes de Euskal Batasuna, la formación política vascofrancesa que, frente a los planteamientos de los simpatizantes de Iparretarrak [los del Norte], apoya la tesis de que hay que dar prioridad a la liberación del País Vasco sur y el apoyo a ETA Militar.

Desde hace unos años, y preferentemente tras la campaña Un refugiado, una casa, llevada a cabo por los denominados Comités de Apoyo a los Refugiados, buena parte de los presuntos activistas de ETA instalados en Francia han encontrado cobijo en casas registradas a nombre de ciudadanos franceses, tal y como se ha demostrado en las últimas redadas.

José Antonio Urrutikoetxea será acusado probablemente de estancia ilegal, posesión ilegal de armas, asociación de malhechores y quizá también de tentativa de asesinato. La existencia de cargos por delitos cometidos en suelo francés suspende los procedimientos de entrega o extradición a España hasta la resolución en juicio y el cumplimiento de la eventual condena. Este dato explica, más que el temor a un posible atentado de organizaciones como los GAL, el hecho de que estuvieran armados los activistas de ETA Militar detenidos últimamente.

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