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Entrevista:

Julio Anguita: "Sólo apoyaremos al PSOE si pactamos antes un programa común"

Pese a la ausencia de Carrillo y Curiel, el líder del PCE dice que el fin de semana habrá unidad comunista

Julio Anguita, secretario general del PCE, defiende la autenticidad del congreso de unidad comunista convocado para este fin de semana, pese a la salida de Enrique Curiel del grupo y la imposibilidad de acuerdo con Santiago Carrillo. El siguiente paso será la proclamación de Anguita como cartel electoral de Izquierda Unida, dentro de un mes, lo cual le permite establecer sus prime ras condiciones con vistas a cualquier apoyo futuro a los socialistas. Si éstos perdieran la mayoría, pone un precio muy alto: negociar un programa común.

Pregunta. Lleva usted 11 meses al frente del PCE y aún no le ha recibido el presidente del Gobierno.Respuesta. Eso sólo me permite constatar la falta de urbanidad y buenas costumbres por parte de nuestro primer ministro, aparte de que me parece un error político. Algún día el presidente del Gobierno me recibirá, pero cuando lo haga, la correlación de fuerzas habrá cambiado.

P. ¿Cómo ve la situación política tras la huelga general?

R. Se ha impuesto el discurso de la realidad, frente al discurso de la modernidad y de tanta quincalla política. De pronto, todo el país ha parado y el Gobierno se da cuenta de que ha vivido en un mundo de fantasía, como el de La historia interminable, y ahora ha tropezado con la realidad. Pero mientras ha vivido en su cosmos ha elaborado una política de la cual está preso y su problema es cómo deshacer ese nudo gordiano.

P. ¿Se le ocurre algún procedimiento?

R. Muy fácil: crear el Consejo Económico y Social y aplicar la Constitución. El Gobierno tendría en ese consejo a todos los interlocutores, no sólo a la CEOE y a los sindicatos, sino a la pequeña y mediana empresa y al mundo cooperativo. Y a partir de ahí, el Gobierno debería aplicar el modelo económico diseñado por la Constitución.

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P. Dirigentes socialistas han afirmado que el PCE estaba detrás de la huelga general del 14-D. ¿Qué dice usted?

R. El partido, como tal, no. Lo que pasa es que el PCE decidió apoyar a fondo la huelga general, y que los comunistas tienen mucha, muchísima fuerza en el movimiento obrero. Pero fueron las centrales las que convocaron la huelga.

P. ¿Pueden consolidarse los objetivos del movimiento sindical sin una traducción política?

R. Yo creo que no, como ya he dicho en algún acto. Mientras la expresión sindical no se corresponda con una expresión política, los sindicatos tendrán que desfacer los entuertos que se hayan fecho en el Congreso de los Diputados. Traducción política no quiere decir que nosotros seamos el brazo político de nadie: se trata de presentar alternativas que coincidan lo más posible con el movimiento obrero.

Imaginemos que ahora hubiera elecciones: si se produjera un triunfo resonante del PSOE e Izquierda Unida no avanzase, sería una contradicción tremenda. Y en ello tendría un poco de responsabilidad el propio movimiento obrero, en la medida en que se iba a echar más trabajo encima, porque tendría que luchar después contra aquello que con su voto permitió que siguiera adelante.

Ni Carrillo, ni Curiel

P. Este fin de semana celebran ustedes un congreso de unidad comunista. Se anuncia el reingreso del sector encabezado por Ignacio Gallego, al precio de que haya salido el grupo de Enrique Curiel, y parecen insalvables las diferencias con el ex secretario general Santiago Carrillo. En estas condiciones, ¿cree posible afirmar que se ha conseguido la unidad comunista?R. Sí. A mí es que los nombres me traen al pairo. ¿Por qué se han ido Enrique Curiel y algunos otros? Dicen que hay una involución política en el PCE porque viene Ignacio Gallego: pues yo afirmo que eso es una tontería. Dicen que hay que adecuar el partido para que no sea marginal: yo garantizo que si hubiera elecciones ahora, este partido no sería marginal, porque en el peor de los casos no bajaría de lo que ya tenemos. Curiel pensaba que Izquierda Unida es una táctica, y yo sostenía que es una estrategia de unidad de la izquierda. También decía que vamos a una estrategia de confrontación, y yo tengo que recordar que hemos votado con el PSOE allí donde hemos coincidido en programas, como Madrid o Asturias.

Se nos dice que si el PSOE pierde la mayoría, vendrá la derecha. Pero a mí que no me hablen de izquierdas o derechas, sino de proyectos. El programa económico que aplica el PSOE es liberal-conservador. ¿A mí de qué me vale que digan que es de izquierda?

Otro motivo de disenso con Curiel es que defendía el ingreso de Santiago Carrillo "como sea". Pero no puede ser "como sea", porque Carrillo no comparte nuestro proyecto de Izquierda Unida, que fue la apuesta del 12º congreso.

Cuando yo era alcalde...

P. Cuando usted era alcalde, gobernaba con mayoría absoluta.

R. Sí, y por cierto la utilicé de manera distinta. Había un periódico municipal en el que la oposición tenía páginas asignadas de manera sistemática; las minorías estaban en todos los consejos de administración de las empresas municipales; me acompañaban en toda visita institucional; pedían un expediente de gasto y a los cinco minutos lo tenían. La mayoría absoluta, y perdón por el símil, es como un arma muy gorda que sólo se puede emplear cuando se dilucida algo esencial.

P. ¿Usted es partidario de elecciones anticipadas?

R. Yo soy partidario de que el PSOE termine su mandato.

P. Y si los socialistas pierden la mayoría, ¿cual será la actitud del PCE?

R. Nadie contará con apoyos nuestros sin programas de por medio. Si hay un programa común, con el seguimiento adecuado, ahí estará nuestro apoyo: de lo contrario, aquí no se garantiza nada a nadie. ¿Y qué pasa si viene la derecha? No va a haber diferencias sustanciales. La valoración filosófica de Boyer sobre la situación económica es la misma que la de Matutes o Fraga.

"Nadie puede tener 400 millones de pesetas"

El primer punto de un programa comunista será "una terrorífica política fiscal", porque nadie puede disponer de 400 millones de pesetas, como Miguel Beyer, sólo para hacerse una mansión".P. ¿Por qué cree usted que en este país se ha pasado de año respaldo al PSOE a un amplia una huelga general?

R. Este Gobierno tiene mayoría, inequívocamente obtenida: pues que gobierne. Acaba de recibir una corrección por parte del pueblo soberano: pues que corrija. Estos aprendices de brujo se han metido en sus salones, en sus encuestas, en su beatiful people, en sus viajes a Europa. A Felipe González le ha pasado como a Carlos V, que se evade de la realidad española: la grandeza imperial convive con la miseria y el Lazarillo de Tormes, son dos realidades que no llegan a tocarse.

P. ¿Qué le parece más importante, el programa económico o los gastos fastuosos que se atribuyen a algunos socialistas?

R. A mí no me escandaliza que Boyer pueda construirse una casa de 400 millones de pesetas, ni los gastos de vestuario de Pilar Miró. Eso son síntomas, pero la enfermedad es más profunda. Hombre, en una sociedad organizada de manera distinta, Boyer no podría hacerse una mansión de 400 millones, porque no los tendría.

P. ¡Ah!, j cómo piensa lograrlo?

R. Para empezar, con una política fiscal terrorífica. No hay derecho a que el 80% de los impuestos caiga sobre las capas medias y bajas. Y no hace falta que griten "¡los comunistas!", porque basta que vayamos a Suecia o Noruega para ver lo que es el fisco. Y hay que aplicar medidas de choque para evitar que el dinero quede inmovilizado, y estudiar qué debe hacerse con el secreto bancario. Vamos a presentar un auténtico programa alternativo, y estoy dispuesto a discutirlo con Felipe González, cuando quiera.

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