Forja de soñadores y aventureros
Unos 150 títulos componen la 'serie amarilla' de editorial Juventud dedicada a viajes y expediciones
Hace más de 40 años que editorial Juventud puso en la calle el primer libro de su colección de viajes y expediciones, una colección pionera que hoy ronda los 150 títulos, ha popularizado a autores como Thor Heyerdahl y Michel Peissel y está considerada la más importante de España en su género. En esos millares de páginas, encuadernadas en tela, con tapas amarillas, ha tenido cabida toda la aventura imaginable: safari en globo, navegación en solitario, escalada extrema, seguimiento de renos, rastreo de fieras, viaje en kayak, balsa y junco, estancia en el Tíbet o inmersión en las traicioneras profundidades marinas. La lectura de esos libros ha encendido la imaginación de varias generaciones y muchos de los jóvenes lectores de ayer recorren hoy los lejanos parajes de sus sueños con un volumen amarillo en la mochila o en el recuerdo.
Un hombre cruza el frágil puente de tablas que salva un vertiginoso paso sobre el río Zanskar, en el remoto reino tibetano del mismo nombre. Se detiene en el me dio y sonríe; no es la primera vez que está aquí. Un libro de Michel Peissel, hace años, le trajo hasta este punto exacto en una plácida y ya lejana tarde de invierno.Noche en la aldea india de Bharongati; un grupo de españoles se calienta junto al fuego. De detrás de los árboles que rodean el campamento surge un sonido como de sierra. Es la voz de una pantera, explica con seguridad alguien que ha leído a Kenneth Anderson. Para horror de todos, se embarca seguidamente en una pormenorizada relación de los crímenes del diablo manchado de Gummalapur, un leopardo devorador de hombres.
Una tienda en las alturas del Ngorongoro. El estremecedor rugido de un león dirigiéndose a sus cazaderos sube desde el fondo del antiguo cráter. Un maduro abogado de Salamanca, insomne en su incómodo lecho de campaña, descubre una afinidad con su compañero de tienda: la lectura juvenil de Cacerías en las selvas de Tanganyika y Simba en las grandes reservas de caza. De este modo conjuran ambos, por esa noche, el miedo atroz a las gran des fieras.
Reinos prohibidos
Hace más de 40 años que la barcelonesa Editorial Juventud inició la publicación de una serie de libros sobre viajes y expediciones, marcada desde el principio por el signo de la aventura. Una colección que, según una declaración programática digna de Verne o Salgari, pretende conducir al lector "por los caminos inexplorados del mundo, los re¡ nos prohibidos del Himalaya, los secretos de la isla de Pascua, el mundo perdido de los mayas o la tierra volcánica de la isla de la Desolación".
Según Arta Zendrera, porta voz de la editorial, el origen de la serie amarilla -denominada así por el color de las tapas y las guardas, que nunca ha variado- es bastante misterioso, cosa que conviene al estilo de la colección "Ya no queda nadie por aquí que se acuerde ¡le cómo comenzó por lo visto fue una iniciativa personal de alguien interesado en esos temas: en aquella época no había nada parecido en el mercado y se vio que una colección así podía funcionar". Al no estar numerados los títulos, nadie sabe cuál fue el primero en aparecer. En todo caso, los viejos catálogos de la casa sí recogen la docena de volúmenes pioneros, con dibujos evocadores y deliciosamente naif en las portadas.
Entre esas primeras entregas con impagables fotos o incluso retratos a lápiz de los autores en la contraportada, estaban La manta, el diablo del Mar Rojo, del zoólogo, deportista y explorador submarino Hans Hass; La expedición de la Kon-Tiki, de Thor Heyerdahl; Prisionero en el 7-ibet, de Robert Ford, conocido como "el inglés más solitario del mundo"; Devoradores de hombres, del incomparable Kenneth Anderson, el único hombre a quien envidia, según confesión propia, el filósofo Fernando Savater; Solo en mi balsa, de William. Willis, que navegó las 6.700 millas entre el puerto peruano del Callao y la samoana Pago Pago; y Norte. Naluraleza y drama del mundo polar, del noruego Kaare Rodahl, al que la memoria evoca aterido, cubierto de pieles y con aspecto de estarlo pasando realmente fatal.
Había un montón de españoles entre esos primeros aventureros: los cazadores Jorge de Pallejá y Josep Maria Oriol, los submarinistas Eduardo Atmella y Antonio Ribera, Jose Maria Tey, que se fue de Barcelona a Hong Kong en un junco, y, sorprendentemente, el dramaturgo, poeta y traductor Josep Maria de Sagarra, autor de El camino azul y al que las antiguas fotografías del volumen muestran con calzón corto a bordo de una goleta rumbo a Polinesia.
La caza del dragón
Notables títulos han ido sucediéndose en la colección con una variedad pasmosa. Puede uno pasar de la pausada reflexión antropológica junto a la cisterna de los sacrificios de Chichén Itzá (El secreto de las pirámides mayas, de Miloslav Stingl) al pánico ante la galerna en el fin del mundo (Cabo de Hornos a la vela, de Bernard Moitessier), de una paradisiaca isla en las Galápagos (Floreana, lista de correos, de Margret Wittmeral) a los infiernos helados del Karakorum (La conquista del K2, de Ardito Desio). Hay aventuras de todo tipo, hasta la caza de un dragón: Un dragón para el zoo, relato de David Attenborough sobre cómo atrapó un varano indonesio.
"Desde el principio, la serie amarilla fue un producto muy querido por la editorial, aunque se vendían más otros géneros", dice Ana Zendrera. Con una cierta perspectiva histórica de la colección, hoy pueden verse las obras más o menos agrupadas en grandes ciclos temáticos: cacería y animales salvajes, expediciones científicas, montañismo, conocimiento de otros pueblos y culturas, y náutica. Hay que añadir los volúmenes de tema bélico, como la aventura de los navíos corsarios alemanes en las dos guerras mundiales.
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