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Polémica en Holanda sobre los centros de menores ante un caso de incesto

Isabel Ferrer

El caso de 10 niños del centro de acogida de menores Bolderkaar, situado en Vlaardingen (en el oeste de Holanda), que fueron separados de sus padres bajo sospecha de que habían sido objeto de incesto, ha provocado una investigación del Ministerio de Sanidad y una fuerte discusión de ámbito nacional sobre los métodos empleados por los educadores. La cuestión se ha complicado, ya que la mayoría de los padres ha interpuesto querellas contra los responsables porque afirman que el incesto se produjo en el propio centro por parte de educadores que pedían a los niños que les llamaran papá.

Uno de los niños regresó esta semana a su casa, después de que sus padres apelaran la pérdida de custodia y pidieran otro examen. Tras ser analizados por un psiquiatra, éste concluyó que los progenitores se ocupaban de la educación del hijo y mantenían buenas relaciones con él.En todos los casos denunciados por los responsables de Bolderkaar, se empleó una forma polémica de diagnóstico del incesto basada en una muñeca anatómica de fabricación estadounidense. Dichas muñecas, de algodón tejido a mano, presentan todos los atributos masculinos o femeninos y son utilizadas en la sala de juegos del centro. Configuran el soporte físico de las preguntas formuladas por el educador al niño, que buscará, de forma inocente, el nombre apropiado de cada parte del cuerpo. El juego, termina con cuestiones sobre el sexo y los abusos sexuales de que ha podido ser objeto el menor, hechas de forma inteligible.

Base científica frágil

El sistema no es nuevo entre psiquiatras y psicólogos clínicos, pero resulta muy peligroso si lo realizan personas poco expertas. "Es muy dificil decirle a la sociedad que un niño de dos años fue forzado a practicar sexo oral con su padre", afirma el doctor W.H.G. Wolters, psicólogo clínico y jefe del departamento psicosocial del Hospital infantil Wilhemina de Utrecht. "El tremendo choque emocional que produce esta información ha generado en Holanda el efecto contrario y, ahora, se descubren innumerables incestos. Lo cierto es que el diágnostico basado en esas muñecas no es fiable porque su base científica es muy frágil".Por la consulta del doctor Wolters en Utrecht suelen pasar al año unos 150 niños víctimas de incestos o abusos sexuales. El especialista se ocupa también de los estados emocionales de menores con graves enfermedades, anorexia nerviosa y supervivientes de un accidente.

Un detallado informe, solicitado por los Ministerios de Sanidad y Justicia y realizado sobre 1.054 mujeres holandesas, de edades comprendidas entre los 20 y los 40 años, reveló hace unos meses que una de cada tres sufrió abusos sexuales antes de cumplir 16 años. En un caso de cada seis, el autor fue un miembro próximo de sus familias. Una de cada 10 tuvo un fuerte trauma posterior y no pudo contarlo.

Sin embargo, Wolters es un ferviente defensor de los centros le acogida de menores, ahora, en discusión en Holanda, siempre que los dirijan expertoa y los padres demuestren su incapacidad para ocuparse de los hijos. "Un error del psicólogo o del psiquiatra puede provocar divorcios o rencores insalvables en las familias. En los últimos tiempos", afirma Wolters, "se ha llegado a preguntar a los niños si preferían a su mamá o un dulce; si elegían a la madre comenzaban las sospechas y el juego de las preguntas. Es ridículo".

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