Otras reivindicaciones En un antiguo chiste
se establecían los grados de borrachera, empezando por: "1) Exaltación de la amistad. 2) Negación de la evidencia. 3) Canciones regionales, etcétera". Es curioso que, en sus dos primeros grados, esta escala tiene bastante sentido si se aplica a la política del Gobierno. No considero grave la primera parte; las acusaciones de amiguismo que se han hecho por la oposición a la elección de ciertos cargos bien podrían ser una pataleta porque no hay directores generales de sus partidos y algunos de ellos tienen una gran tendencia a creer que la gobernación de España es cosa suya, como lo ha sido durante casi todo este siglo.En cambio, la llegada al segundo grado parece demostrar que el poder es semejante a una bebida espirituosa, de efectos suaves e insidiosos. La portavoz del Gobierno ha expresado con educadas palabras ("no tenemos conciencia de ser arrogantes..."), lo que los achispados dicen a lo llano: "¿Borracho yo? Tururú".- Madrid.
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