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Entrevista:CONVERSACIONES EUROPEAS

La literatura europea ha de ser fiel a sí misma

Juan Arias

"La literatura más eficaz en la construcción de la unidad europea es la que no se pone el problema de ser europea, sino que es fiel a sí misma", ha afirmado Leonardo Sciascia, el gran escritor siciliano, entrevistado por EL PAÍS en su casa de Palermo. Entre fuertes ataques de tos, fruto de su bronquitis aguda de fumador empedernido, el autor de Cándido y de El caballero y la muerte, su última novela, que está conquistando más lectores que ninguna de sus obras precedentes, asegura que "no existe" el problema de la lengua para una literatura europea."Poco importa que las ideas, si son buenas y geniales, se expresen en un idioma o en otro", dice. Y recuerda que ha habido sicilianos que han escrito siempre en francés y que otros, ahora en Estados Unidos, escriben en inglés y sus libros son "profundamente sicilianos".

Sin embargo, Sciascia ve en el crecimiento del inglés un peligro, en el sentido de que se acabe por desconocer el francés o el español. "Sería un crimen que literaturas tan importantes como la francesa o la española quedaran reducidas a traducciones", afirma.

Sciascia cree profundamente en la causa europea y está convencido de que la idea de Europa está fuertemente enraizada en todos los sicilianos: "Sicilia fue europea siempre, aunque haya quien querría venderla a Gaddafi, como ha dicho provocadoramente el presidente de la región siciliana". Según el escritor fustigador de la Mafia, la dominación árabe pasó por Sicilia como un sueño: "Nos dejó sólo retazos de fantasía, como hacen los sueños, pero un sueño dentro de Europa". Y añade: "Creo que es algo parecido a lo que lo árabe fue para España, que siempre se sintió europea".

Para un escritor profundamente pesimista y realista como Sciascia, la Europa que se quiere unificar es "todo lo que ha nacido dentro de la pequeña cuenca del mar Mediterráneo. Es la Europa de los mitos, la de la filosofía, la de la tragedia".

Respeto a la diversidad

Pero una cosa es definitiva, según Sciascia, para crear una Europa unida, y es que, paradójicamente, dicha Europa no se haga "por nivelación, sino a través del respeto por sus diversidades". Cada pueblo de Europa debe ser ahora, más que nunca, "fiel a sí mismo y descubridor de su diversidad, conciliando, por ejemplo, el regionalismo y el nacionalismo con la unidad, ya que una unidad hecha bajo el signo de la nivelación no sería verdadera unidad, sino estéril homogeneidad. Tanto más se es europeo cuanto más se es fiel a la propia identidad", indica el escritor.Piensa Sciascia que su Sicilia, de la que alguna vez ha llegado a decir amargado que es "irredimible" a causa del cáncer mafioso, podría aventajarse de la plena integración de Italia en Europa para su redención. Se queja del racismo que existe hacia Sicilia. "Es algo que me da miedo", afirma, hundiéndose en un largo silencio que obligó a este corresponsal a apagar el magnetófono. Al salir del silencio comentó: "Todo arranca de los orígenes de la unidad de Italia. Tanto los Saboya como los Cavour no sabían nada de Sicilia. Llegaron a ella como a una tierra de conquista y no como parte integrante de Italia. ¡Trágico error que seguimos aún pagando los sicilianos, que somos más europeos de lo que tantos pueden imaginar. Pero ¿quién nos creerá?".

Sin embargo, Sciascia no niega que hoy ser siciliano y vivir en Sicilia es algo "muy duro". Y no se trata tanto de tener miedo cuanto del hecho de que cuando sales a la calle "no sabes", dice, "a quién estrechas la mano". Es la "desconfianza" que ha minado el terreno. No es problema tampoco de pobreza. La unidad europea, piensa el escritor, al principio podría incluso acarrear más pobreza, pero después las cosas se ajustan. Más aún, según Sciascia, Sicilia debería pasar por un período duro de pobreza general para combatir la Mafia, el verdadero peligro que podría alejarla de Europa. La Mafia se alimenta con el dinero público, italiano y comunitario que llueve sobre la isla. "Hay que quitarle el agua a los peces", explica Sciascia, y recuerda que Sicilia "está en guerra", y que Churchill, en el momento más duro de la guerra, prometió a los ingleses "no la victoria, sino lágrimas y sangre". Para el escritor siciliano, paradójicamente, los sicilianos podrán ser más europeos si se les constriñe, para liberarse de la Mafia, a ser durante un tiempo más pobres, dejándoles sobrevivir con sus solas fuerzas.

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