Rajiv Gandhi inicia una visita histórica a su gran vecino, China
Los jefes del Gobierno de India y China, los dos gigantes asiáticos que en conjunto suman más de un tercio de la población mundial, se reunieron ayer en Pekín por primera vez desde 1954. Los 19 cañonazos que saludaron al líder indio, Rajiv Gandhi, en la plaza de Dienanmen, seguidos de los himnos de ambos países y de las palabras amistosas de Gandhi y del jefe del Gobierno chino, Li Peng, pusieron un contrapunto a la paz armada existente entre los dos colosos demográficos desde 1962, cuando las tropas chinas derrotaron a los indios en la zona fronteriza del Himalaya. Gandhi revistó las tropas chinas formadas en su honor y más tarde se entrevistó con Li Peng en el Palacio del Pueblo."Debemos mirar más el uno hacia el otro. El tiempo ha llegado. Espero que esta visita nos conduzca a un nuevo comienzo", dijo Gandhi a Li durante la ceremonia de recepción. El primer ministro chino le cogió del brazo y le dijo: "No hay razón para que nuestros dos grandes países no caminen juntos".
Gandhi permanecerá cinco días en China para buscar una mejora de las relaciones entre ambos países, en las que las reivindicaciones territoriales constituyen el mayor problema. India reclama 38.000 kilómetros cuadrados de territorio en el Himalaya occidental, perdido en el conflicto de 1962, mientras que China exige de su vecino la devolución de 90.000 kilómetros cuadrados en el Estado nororiental indio de Arunachal Pradesh.
Gandhi reconoció ante Li que el problema fronterizo es el más difícil de resolver, pero se mostró "confiado en que será soluciona do amigablemente en un plazo realista". Li recordó los choques de 1962, para agregar: "Espero que tales hechos nunca se vuelvan a repetir". Agradeció, además, que los distintos Gobiernos indios hayan impedido que su territorio fuera utilizado como santuario de los grupos independentistas tibetanos. Gandhi reconoció que el Tíbet pertenece a China y reiteró que no permitirá que los tibetanos usen territorio indio para interferir en asuntos internos chinos. Unos 100.000 refugiados tibetanos, incluido su jefe espiritual, el Dalai Lama, viven en la India.
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