El Norte también existe
En el País Vasco no todo es rock radical. Para la música pop, para el rock and roll tradicional y para la búsqueda de nuevas opciones, el Norte también existe.Para su presentación en Madrid, el sello discográfico navarro Nola! escogió la flor y nata de su catálogo: el grupo mod Los Scooters, una nueva banda llamada Malos Tratos y, como teórico plato fuerte de la noche, el grupo 21 Japonesas presentando nueva formación y repertorio.
21 Japonesas actuaron entre unos y otros, con el público fresco pero no frío. Los donostiarras ya no son el grupo sorprendente de sus comienzos, cuando ritmos y armonías se fundían de forma tan extraña como cautivadora. Esta inicial falta de gancho la equilibran a medida que transcurre su actuación, apoyándose en notables mejoras en el sonido global del grupo. Antes sabían lo que deseaban hacer y lo esbozaban, mientras que actualmente están dando las pinceladas finales a una obra siempre abierta.
21 Japonesas, Malos Tratos y Los Scooters
21 Japonesas: Txetxo Bengoetxea (voz y bajo), Luis Camino (percusiones), Alfredo Beristáin (guitarras y voces), Carlos Jiménez (teclados) y Michel Longaron (batería). Malos Tratos: Christel Teruel (voz y guitarra), Txema Arteta (guitarra y voces), Piti Chaves (bajo, y José Landa (batería). Los Scooters: Javier Alonso (voz y guitarra), Willi Metralleta (batería), Luis Vega (bajo y voces) y Fernando Egido (teclados). Sala Jácara. Madrid, 15 de diciembre.
Por otro lado, las percusiones electrónicas son ya un recuerdo para 21 Japonesas, ahora mucho mas firmes y arropados con una batería acústica y percusiones. Vocalmente, Txetxo Bengoetxea no cesa de mejorar y eclipsa con su apasionada interpretación a una guitarra y unos teclados excesivamente asépticos. En el calor está su fuerza, el signo que debe diferenciarlos de grupos de pop-rock cargados de absurdas inhibiciones.
Malos Tratos centran todo su atractivo en la voz de Christel Teruel, una mujer físicamente menuda y con grandes posibilidades vocales. También destacó un batería de poderosa pegada, simplista en su estilo pero tremendamente efectivo. Presentaron las canciones de su último disco, Muerte o locura, y dejaron claro que su talón de Aquiles es precisamente la irregularidad de las mismas.
Cerraron la noche Los Scooters, un cuarteto de planteamiento revivalista que únicamente aportó la contundencia de su sonido. Voces mediocres y tan poco imaginativas como las canciones, un puro y nostálgico recuerdo de épocas pasadas. Parte del público disfrutó con su desbordante energía, mientras el resto de la gente abandonaba la sala enfrascada aún en tararear las onomatopeyas vocales y rítmicas de 21 Japonesas.
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