'Dinosaurios' y 'yupris' para Salinas de Gortari
El presidente de México ha reunido en su primer Gobierno a carcas y a jóvenes renovadores del PRI
Los seis años de mandato de Carlos Salinas de Gortari como presidente de México van a ser ocasión permanente de lucha por el poder entre el viejo aparato del Partido Revolucionario Institucional (PRI), acostumbrado a 58 años de régimen de partido único, y la juventud renovadora encabezada por el nuevo jefe de Estado. Ahora tendrán que enfrentarse dinosaurios contra yuppies, o yupris, como se dice en el lenguaje de los contubernios políticos mexicanos. Unos y otros están representados en el primer Gobierno de Salinas.
Nombres con resonancias arcaicas, rememoradores de la corrupción y la prepotencia del sistema, tendrán que convivir con los nuevos linces de la política mexicana, los modernizadores, los hombres del presidente. De cómo se resuelva esa convivencia se podrá en el futuro extraer conclusiones sobre las verdaderas posibilidades de Carlos Salinas de cumplir con su promesa de democratizar este país.Varios de los nuevos ministros son claros representantes del viejo orden. Fernando Gutiérrez Barrios, en la importantísima Secretaría de Gobernación; Jorge de la Vega Domínguez, en la de Agricultura; Manuel Bartlett, en la de Educación Pública, y Carlos Hank González, en la de Turismo.
Su presencia en el Gabinete ha decepcionado a algunos y ha confundido a la mayoría. Varios observadores creen ver en ello una muestra de la debilidad de Salinas ante aquellos a quienes deberá combatir, y otros se atreven a pronosticar ya que es el reconocimiento de que nadie puede pasar por encima del PRI, ni siquiera el presidente.
Por el contrario, la explicación del entorno de Salinas es la de que, en un principio, era necesario un Gobierno de unidad para no asustar al aparato y para, al mismo tiempo, responsabilizar a los dinosaurios en la tarea del cambio.
De ser eso cierto, Salinas ha colocado en la Secretaría de Gobernación al personaje ideal. Fernando Gutiérrez Barrios, que hasta el jueves pasado era gobernador de su Estado natal de Veracruz, es incluido en México en la categoría de los duros. Se le conoce como el policía por su pasado como jefe de Control Político de la Dirección Federal de Seguridad.
En su currículo destaca el hecho de haber sido el responsable de la detención de Fidel Castro y el Che Guevara cuando, hace 32 años, éstos se preparaban para viajar a Cuba desde el puerto veracruzano de Tuxpan a bordo del yate Granma.
Garantía de la tranquilidad
Gutiérrez Barrios, de 61 años de edad, de los que ha pasado 38 como militante del PRI, parece el hombre indicado para garantizarle a Salinas la tranquilidad en las calles y para pararle todos los golpes que se pueden parar desde el ministerio con más poder del Gabinete, pero no se antoja el hombre apropiado para una política modernizadora como la ofrecida el pasado día 1.El hasta ahora presidente del PRI, Jorge de la Vega, de 57 años, a quien la historia de la jornada electoral del 6 de julio ha atribuido el papel de símbolo del cavernismo en el PRI, se encuentra con el regalo de la Secretaría de Agricultura.
La participación en el Gobierno de Carlos Hank González, de 61 años, sólo puede ser interpretada como una victoria del sector más reaccionario del aparato. Carlos Hank ha rotado ya por todos los puestos de poder en el PRI y en el país, y actualmente se le conoce su dedicación al negocio de la compra de terrenos para el turismo.
El caso de Manuel Bartlett, de 52 años, que deja la Secretaría de Gobernación para ocuparse de la de Educación en el nuevo Gobierno, es distinto a los anteriores. Bartlett era el principal aspirante a la presidencia durante la precampaña dentro del PRI. Su presencia en el Gabinete puede ser tanto el reconocimiento a una gran figura política como la manera de integrar a quien podría convertirse en un rival de mucha envergadura.
No serán, desde luego, ninguno de estos ministros los hombres de confianza de Salinas, que sí ha podido colocar a conocidos renovadores en puestos clave. Como secretario de Gabinete -casi un vicepresidente-, Salinas ha nombrado al cerebro gris de toda la operación modernizadora: José Córdoba Montoya. Nacido hace 38 años en San Juan de Luz (Francia), hijo de exiliados políticos españoles, Córdoba se naturalizó mexicano hace 10 años y desde entonces es un amigo y colaborador del nuevo presidente. La influencia que ejerce sobre Salinas es un hecho corroborado por la presencia de este hispano-mexicano-francés en todas las misiones delicadas del presidente, entre ellas su conversación con George Bush.
Otro de los personajes que en los últimos años ha hecho permanentemente sombra a Salinas, Patricio Chirinos, de 49 años, se sentará también en el Consejo de Ministros como responsable de la cartera de Desarrollo Urbano y Ecología. Su presencia resultará con toda probabilidad antipática a los viejos cuadros priístas.
Para Manuel Camacho Solís, de 42 años de edad, a quien se ha venido considerando el número dos de Salinas y el hombre predestinado para aspirar a la próxima presidencia, ha quedado el puesto de regente del Distrito Federal, donde viven 20 millones de los más de 80 millones de mexicanos. La misión de Camacho será tratar de revertir la situación en la capital mexicana, donde Cuauhtémoc Cárdenas ganó abrumadoramente el 6 de julio frente a un PRI especialmente dividido y desmoralizado. Camacho deja, sin embargo, un importante hueco en la dirección del PRI, que será cubierto por otro de los indiscutiblemente fieles a Salinas, Luis Donaldo Colosio.
La deuda externa
Para la Secretaría de Relaciones Exteriores, Salinas ha optado por la profesionalidad y la eficacia. Fernando Solana, de 57 años de edad, era hasta ahora director del Banco Nacional de México (Banamex), la principal institución financiera del país.Pedro Aspe, de 38 años, ministro de Hacienda, es un apéndice presidencial en una cartera que a Salinas le resulta muy familiar por sus conocimientos de Economía. Aspe posee una inteligencia brillante y una actitud agresiva en cuanto a la política sobre la deuda externa. Entre las novedades que pretende el Gabinete está la de contar con un verdadero portavoz del Gobierno. Para ello se ha elegido a Otto Granados, de 32 años, formado en la escuela española de la reforma pactada, durante su paso por la Embajada mexicana en Madrid.
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