El timo del guacamayo

Tres hombres, aquejados de diversos males sentimentales o económicos, acudieron a la consulta de mister Rocco, quien garantizaba remedio para el "dolor, desamor, confusión, posesiones diabólicas, enfermedades y atascamiento mental". Los pacientes han declarado que Rocco, que se considera un lama reencarnado, les hizo pagar el precio de un guacamayo, cuya sangre serviría para diversos ritos. Aseguran que abonaron grandes sumas por un pájaro que nunca vieron. Y, además, sus problemas siguen sin solucionar.

Un hombre de 45 años, llamado Roberto I. C., acudió el pasado 28 de octubre a la comisaría del distrito de Fuencarral y denunció que dos individuos le habían atracado en su casa del barrio del Pilar, en Madrid.Los asaltantes se apoderaron de dos televisores, tres cadenas musicales, estatuillas chinas, 480.000 pesetas y joyas valoradas en 30 millones, según el denunciante, del que posteriormente se supo que ejercía como brujo, curandero o algo similar. Éste añadió que sabía la identidad de uno de los ladrones.

Inspectores del Grupo Judicial de la comisaría de Fuencarral organizaron una operación que horas después culminó con la detención de Miguel Ángel B., de 37 años, y José María S., de 30 años, acusados de ser los presuntos autores de¡ atraco. Ambos carecían de antecedentes delictivos.

Cuando los funcionarios empezaron a oir la declaración de Miguel Ángel, jefe de departamento de una importante empresa, creyeron que les estaba tomando el pelo. En efecto, su versión de los hechos era increíble y parecía fruto de una imaginación demasiado calenturienta.

Miguel Ángel explicó que a principios de año vio un reclamo en un periódico, especializado en anuncios por palabras, en el que un tal mister Rocco aseguraba solución a todo tipo de problemas. Él deseaba relacionarse con dos mujeres y meses más tarde decidió consultar con ese brujo para ver si se lo arreglaba.

Lama reencarnado

El ejecutivo empresarial ha declarado que mister Roeco le confió ser un "¡ama reencarnado" y le ofreció solución a sus problemas amorosos, pero para ello debía comprar un guacamayo de siete años, cuya sangre serviría para unos ritos tibetanos.

El paciente buscó el exótico pájaro americano y no lo halló. Volvió a la consulta del curandero y éste le dijo que conocía a un árabe que podía proporcionar el ave a cambio de 500.000 pesetas, según Miguel Ángel, quien pidió un préstamo en su empresa y abonó tal cantidad.

El hombre aquejado de mal de amores nunca vio al guacamayo, pero mister Roceo le aseguré que a partir de ese momento se arreglaría su problema. Al no advertir "el acercamiento de ninguna de sus mujeres deseadas, regresó al "lama reencarnado".

El poderoso mago solicitó a su cliente 570.000 pesetas para encargar al árabe otro guacamayo. Y de nuevo el amante desesperado accedió y pidió el dinero a sus padres. Pero otra vez comprobó que no obtenía éxitos sentimentales. Mister Rocco le dijo entonces que necesitaba más sangre de ave para que el hechizo surtiera efecto y que era necesario un nuevo sacrificio, motivo por el que Miguel Ángel B. le entregó 'aparatos musicales, vídeos, y un arpa paraguaya valorada en dos millones".

El supuesto estafado ha declarado que el brujo le pidió que se masturbase y que depositara el esperma en un cucurucho de papel con garabatos de tipo oriental para utilizarlo en sus fines.

Mientras tanto, José María S., empleado de un banco, habló con su amigo Miguel Ángel B. de los problemas amorosos y económicos que le aquejaban y, recomendado por él, acudió a la consulta de mister Rocco.

El bancario asegura que entregó al brujo dinero y aparatos electrónicos para que lo hiciera llegar al misterioso árabe que facilitaba los animales. Pero tampoco consiguió lo que deseaba.

Otro tercer hombre, Fidel B., funcionario del Estado, acudió a ver al mago, al que dio 25.000 pesetas para adquirir el guacamayo que presuntamente iba a ser sacrificado para atraer la atención de otra mujer. Al sospechar del tal Rocco, decidió no volver a su consulta.

El lunes pasado, Miguel Ángel y José María coincidieron en que el brujo les engañaba y decidieron recuperar los aparatos que le habían dado. Subieron a su casa y sacaron lo que pudieron con ayuda del portero de la finca. Después, mister Rocco les denunció por atraco.